EL PADRE ME HA ENCARGADO DECIR LO QUE HABLO
44 Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado;
45 y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado.
44 Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado;
45 y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado.
27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.
30 Yo y el Padre somos uno» (Jn. 10, 27-30)
Habla aquí Jesús, de una imagen pastoril. El pueblo judío, estaba muy identificado con el mundo del pastor y las ovejas, y se ve claro en los Salmos: “El Señor es mi pastor, nada me falta” ... “Pastor de Israel escucha, tú que guías a José como a un rebaño” ... Y muchos más… El pastor y sus ovejas forman una sociedad indivisible. Él, las cuida, llevándolas a abrevar a pastos jugosos y a manantiales de agua cristalina. Conoce a cada una por su nombre, y es tan dulce y segura su voz que, le siguen a donde Él las conduce. ¡Es que son suyas y las ama! Y es tan firme, esta relación, pastor y oveja que, ningún extraño puede entrar en el hato y llevárselas, arrancándolas de la mano de su dueño...
35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
36 Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis.
1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.