¿SABÍAS QUE…

… LO PRIMERO QUE HIZO DOMINGO EN EL NUEVO CONVENTO FUE PONERSE A ORDENAR?

En fin, cosas típicas de los padres: hay que ver qué gusto tienen todos por mantener la casa impecable… La cuestión es: si el convento estaba recién estrenado (y a medio construir), ¿qué había que ordenar?

Ciertamente, nada material, ¡pero mucho espiritual!

Por lo pronto, ahora que las chicas estaban reunidas “bajo el mismo techo”, era el momento de elegir a una de ellas para que dirigiera y organizara a la Comunidad.

Domingo estuvo hablando mucho del asunto con el Señor. Lo normal en aquel momento era que los Monasterios estuviesen dirigidos por abades o abadesas (de “abba”, “padre”) mientras que los demás miembros de la Comunidad tomaban un papel más de inferioridad, de hijos. Sin embargo, aquellas chicas habían ido tomando las decisiones todas juntas, hablando entre ellas… y él no quería que este estilo, tan inesperado como fructífero, se perdiera. En el fondo de su alma, sentía que el Espíritu abría un nuevo camino…

Así pues, reuniendo a las jóvenes, les dijo que no habría una “Superiora”, sino que la casa estaría regida por una “Priora”; que significa, literalmente, “primera entre iguales”. Y, para ocupar ese puesto, Domingo tenía en la mente a una candidata. Nada menos que la más joven de todas. Guillermina.

Seamos claros: es evidente que entre nuestro Padre y esa joven hubo desde el principio un cariño y entendimiento especial. Tal es así que la Historia recuerda a Guillermina con el apodo de “la benjamina de Domingo”… pero lo cierto es que la muchacha debía valer una barbaridad, porque allí nadie abrió la boca para quejarse (¡y mira que eso es difícil!). Así pues, la elegida aceptó el cargo y todos tan contentos a continuar con las obras, ¡que aún había mucho por construir!

Efectivamente, el proyecto de Domingo era levantar un “monasterio dúplice”; es decir, dos conventos, masculino y femenino, uno junto a otro, y que funcionasen en colaboración.

El convento de las mujeres llevó (y lleva) por nombre “Monasterio de Nuestra Señora de Prulla”. Sin embargo, el conjunto de las construcciones recibiría un nombre un tanto peculiar para incluir a unas monjas de clausura. El “centro de operaciones” de Domingo llevaría el nombre de “Santa Predicación”.

Más de uno le hizo ver que aquello era un tanto incoherente. ¿Cómo incluir en “Santa Predicación” a unas contemplativas?

Domingo, que traía la cuestión muy rezada, explicó a todo el grupo que, de ahí en adelante, la labor de esas chicas sería la primera y fundamental en la Orden: ellas serían las encargadas de orar por el fruto de la predicación. Si los predicadores tenían que “esparcir la semilla de la Palabra”, ellas irían por delante, ¡“arando el terreno” con la oración!

Por supuesto, también se encargarían de acoger a todo el que se acercase al monasterio, dar una palabra de aliento…

En este punto hubo alguno que arrugó el hocico, señalando, un poco de malas maneras, que a ver qué clase de palabra iban a dar unas antiguas herejes… Y, en contra de lo que se podía esperar, Domingo anunció a todos que quería que sus chicas estudiasen. Que estudiasen teología.

A alguno se le escapó una risa ahogada. ¿Mujeres estudiando? ¿Y quién iba a perder su tiempo a dar clase a unas chicas?

-Yo.

Tan breve como contundente. Así fue la respuesta de Domingo. Él en persona, como antiguo profesor que había sido, se dedicaría a enseñar teología a sus monjas. Porque quería que estuviesen bien formadas, sí, pero, sobre todo, porque las quería enamoradas. Enamoradas de Jesucristo. Y solo se ama lo que se conoce.

Así pues, ¡él mismo les enseñaría todo lo que fuese capaz! Y no dudaba que contaba con buenas alumnas. Confiaba en que volarían muy alto… tal vez más alto que él…

Y, como anuncio final, señaló que había decidido nombrar como patrona de la comunidad de monjas a… ¡¡Santa María Magdalena!!

-Claro, la mujer perdida y arrepentida… como estas -murmuró alguno.

¡Pues no, no era ese el motivo! En realidad, la Magdalena es “la predicadora de los predicadores”. Ella fue la elegida por Jesucristo para llevar la noticia de la Resurrección a los Apóstoles. Ella fue la encargada de predicar a los que tendrían que predicar al mundo entero. ¡¡Y ahora las chicas serían las primeras en predicar con su oración!!

Una santa como patrona, una jovencita como Priora, y la “Santa Predicación” construyéndose a toda velocidad… Sí, ¡las cosas ya estaban tomando forma! Pero alguien había decidido poner fin a la buena marcha del proyecto. Y en un lugar discreto de una posada no muy lejana, dos hombres de rostro sombrío se reunieron al anochecer. Uno de ellos comentó que había órdenes “de los de arriba”, un buen negocio que debía resolverse rápido. El otro, simplemente, se limitó a sonreír… con una sonrisa tan siniestra como la misma muerte…

PARA ORAR
-¿Sabías que… el Señor también te invita a hacer las cosas en orden?

Sí, lo que suele ocurrir es que a nosotros se nos olvida… y en vez de dedicarnos a poner buenos cimientos, ¡empezamos la casa por el tejado!

Seamos sinceros: a lo largo de una semana, por ejemplo, todos nos enfrentamos a encuentros, trabajos… que conocemos con anterioridad. Claro que siempre pueden surgir imprevistos y sorpresas, ¡pero muchas cosas están ahí, bien planificadas!

Y, por eso, tu agenda puede convertirse en tu gran aliada de oración. ¿Has probado a preparar ese encuentro, esa reunión… con oración?

Con Cristo, puedes preparar los acontecimientos de una forma totalmente nueva. Puedes interceder por las personas con las que vas a estar, puedes pedirle luz y guía para resolver los temas que vais a tratar… ¡o puedes pedirle las palabras adecuadas para llegar al corazón de esa persona a la que tanto quieres!

Creer en la oración es creer que la acción de Cristo es mucho más poderosa que las obras que tú y yo podamos realizar. Solo Él puede hacer que nuestras palabras tengan unción, que nuestros gestos nazcan del amor… y solo Él tiene poder para tocar el corazón.

La clave está en lanzarse en primer lugar no a la acción, sino a la oración. Al fin y al cabo, Cristo es el Camino. Si dejas que Él vaya delante de ti en todo, ¡¡sabrás dónde poner los pies!!

VIVE DE CRISTO

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