HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DE LA BELLEZA Y EL SALMO DEL DOMINGO
Queremos vivir de Cristo este verano, y hoy de la mano de Ines, con la sección: Belleza ¡Feliz día!
El verano aprieta con el calor. En cada pueblo, en sus plazas hay una fuente que refresca los sudores; pero hay una sed más honda….
En cada pueblo, al lado de cada plaza hay una iglesia, y allí Cristo, el Manantial de la Vida…
No pases de largo sin refrescar tu corazón con el AGUA que salta hasta la Vida eterna.
FUENTE que repartes agua
que de tu caño brotando
mojas la sed de los niños
refrescas a los ancianos.
¿De dónde recibes, dime,
di, quién te está alimentando?
que ni el caño ni la piedra
tienen manantial cuajado.
Y me pregunto ¿por qué,
por qué sediento yo ando?
eso es que tampoco yo
soy un manantial creado.
Manantial, di, ¿dónde moras
¿en qué lugar te has quedado?
En el centro estoy de ti,
donde tú no has penetrado.
No es el caño, ni es la fuente,
ni es la sed que es MI COSTADO
el único Manantial
que tu sed habrá saciado.
VIVE DE CRISTO
Queremos vivir de Cristo este verano, y hoy de la mano de sor María Jesús , con la sección: Salmo. ¡Feliz día!
SALMO RESPONSORIAL
Día 3 de julio, domingo XIV del Tiempo Ordinario, ciclo C
Salmo 65, 1-3a, 4-5, 6-7
Aclamad al Señor, tierra entera
Aclamad al Señor, tierra entera,
tocad en honor de su nombre,
Cantad himnos a su gloria;
decid a Dios: “¡Qué temibles son tus obras!”
Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus terribles proezas en favor de los hombres.
Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente.
Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios,
que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor.
Es domingo, el primer día de la semana, y lo empezamos dedicado a Dios, al Señor.
"Domingo" significa 'día del Señor'; para celebrarlo, el mismo Dios nos invita a la Eucaristía, donde nos regala su Palabra como “aperitivo” para recibir el verdadero alimento espiritual que es su Cuerpo y Sangre, su misma divinidad.
La Palabra de Dios nos llega diseminada a lo largo de toda la Misa formando parte de oraciones, invocaciones, preces…etc. Y de forma concentrada en la parte propia, con dos lecturas (normalmente una del Antiguo Testamento y otra del Nuevo), un salmo responsorial o interleccional entre las dos lecturas, y el Evangelio.
Vamos a tratar este verano de los salmos responsoriales de la Misa dominical. Se llaman así porque es la respuesta a la primera lectura, la del Antiguo Testamento, que normalmente nos queda lejos y cuesta comprender; pues el salmo es nuestra respuesta a esa Palabra de Dios, y nos guía hacia la asimilación espiritual de la misma.
Este domingo, 3 de julio, la primera lectura, del profeta Isaías, nos anuncia proezas, promesas hermosas por parte de Dios en favor de su pueblo; en Jerusalén se encuentran toda clase de bienes, esta imagen es aplicable a la Iglesia, la Nueva Jerusalén, cuya misión es anunciar la alegría y la paz del Evangelio a todos los pueblos.
Y el pueblo responde aclamando a Dios, dándole gracias porque reconoce su obrar maravilloso e incitando a toda la creación a que también reconozca las maravillas de Dios y le aclame. Respondemos, pues, con algunos versículos del salmo 65. Es un canto de acción de gracias a Dios que salva al pueblo a lo largo de su historia y al individuo en su particular necesidad.
El salmo de hoy entero consta de dos partes muy claras, y en su título nos anuncia que es una acción de gracias a Dios por una liberación. Esto lo vemos en la Biblia, en el misal sólo se recogen unos versos que son más apropiados para la respuesta y que podemos usar durante la semana como un recordatorio de la presencia de Dios: “Aclama al Señor, tierra entera”.
La primera parte es un himno nacional y la segunda parte es un canto de acción de gracias de un individuo; por lo tanto, es un salmo con dos niveles o planos, el nacional y el individual, que se complementan y reflejan una concepción básica de la Teología de Israel: descubrir la providencia colectiva en el ámbito privado y, a su vez, la liberación personal que se da en la nación o pueblo de Dios.
El individuo da gracias a Dios por el auxilio recibido, pero enmarcado en las liberaciones nacionales cantadas y reconocidas. Las maravillas de Dios son tan palpables que hasta los enemigos lo reconocen. Menciona tan sólo dos obras de Dios en el pasado: la liberación de la esclavitud de Egipto y la ayuda divina favorable en la tierra prometida. Esta historia no es pasada, tiene vigencia en la actualidad, y el pueblo goza con ello. Si son libres es porque Dios los libera. Lo que Dios hace con su pueblo redunda en bien de todo el universo; por eso invita a alabar a toda la tierra y a reconocer el señorío divino. Reconoce el autor que el camino de aflicción y pruebas son enseñanzas para el pueblo y de provecho que, al fin, les lleva a experimentar el triunfo de la gracia y a gozar con la salvación. Tanto las pruebas como el triunfo son motivo de alabanza a Dios; Dios muestra su misericordia salvando.
En la segunda parte, la alabanza que el autor pide para toda la tierra en la primera parte la hace él mismo, y la universalidad se ve en que el Dios de todos obra a favor de un miembro de su pueblo. En la vida personal se repite o refleja lo universal. El autor se dirige al Señor en diversas circunstancias de su vida. Con este salmo de hoy, aclama al Señor y da pistas para reconocer motivos para agradecer.
En el salmo responsorial del domingo podemos encontrar algunas frases para repetir al Señor durante la semana. A veces nos cuesta encontrar qué decir al Señor en la oración. Los Salmos son oraciones inspiradas por Dios. Pensamos: “No sé aclamar al Señor”. ¿Cuál es la clave? Si tú vas a un partido y tu equipo gana, te sale espontánea la aclamación; si va perdiendo, te sale fuego alentador y aclamas con otras palabras bien diferentes. Si vas a ver a tu hijo en un festival, no cesas de alentarle sin palabras externas, y estás embelesado pensando en qué bien lo hace. Si vas a un concierto de música clásica, la aclamación es al final, con aplausos vibrantes y puestos en pie… sí que sabemos aclamar, basta con hacer nuestra la situación concreta. A esto quiere llevarnos el salmo de hoy.
Tienes por delante una semana para ver las maravillas de Dios fuera de ti, en la creación, pues el versículo que repetimos es “Aclamad al Señor tierra entera”. Date cuenta de cómo el cielo con sus colores aclama al Señor, el mar con sus olas o con la calma… los pájaros con sus trinos y revoloteando…
También hemos de ver las maravillas que Dios hace en cada uno. Dentro de ti está obrando, cambiando tus sentimientos, haciéndote gozar de paz y de amor. Si reconoces las maravillas de Dios, te brotará la aclamación jubilosa y la acción de gracias. Puedes recordar algunas frases orándolas. Diciéndoselas al Señor, te darán alegría, te llevarán a la oración continua. “Bendito sea Dios. Venid a ver, os contaré lo que Dios ha hecho conmigo”. Este es el testimonio personal. Reconoces la obra de Dios y puedes compartirla. ¡A Él sea la gloria!
VIVE DE CRISTO