NUESTRO DÍA GRANDE
Y UNA PELÍCULA RODADA EN EL MONASTERIO
Hoy es un día muy especial para nosotras: ¡la Iglesia entera celebra la fiesta de Sto. Domingo!
Por él, mucha gente nos conoce como "dominicos" o "dominicas", sin embargo, no es ése el nombre que él dio a su Orden. Cuando firmamos, detrás de nuestro nombre, siempre añadimos las siglas O.P. La gran pregunta es... ¿y qué significa eso?
O.P., sí, somos la Orden de Predicadores. Y es que sto. Domingo, sentía tal pasión hacia Cristo, tal amor a los hermanos, que ese fuego le impulsaba a caminar de pueblo en pueblo, deseoso de llevar la Buena Noticia hasta los confines de la tierra. Era un auténtico enamorado de Jesucristo, hasta tal punto que sólo hablaba con Él o de Él. Domingo encontró en Cristo la perla preciosa, la clave de su felicidad... y quiso compartir su alegría con todo el mundo. ¡El fuego de Jesucristo le quemaba por dentro!
No es de extrañar, por tanto, que, cuando un grupito de chicas (herejes, para más señas), encontraron el verdadero rostro de Cristo al oír su palabra y decidieron entregar su vida a ese Amor, él las reunió en un monasterio al que bautizó con un nombre muy significativo: "Santa Predicación"
Así pues, cuando diez años después se fueron uniendo varios hombres a la labor de Domingo, éste mantuvo el mismo estilo. No tuvo dudas: la Orden sería de Predicadores. Personas que, encendidas por el amor de Jesucristo, lleven este fuego a los corazones de los hermanos.
En esta Nueva Evangelización a la que el Papa nos convoca a todos los cristianos, queremos invitaros, a cada uno desde vuestra vocación, a mirar hoy a sto. Domingo y a aprender de él. Porque la verdadera evangelización necesita testigos enamorados, personas que hayan descubierto a Cristo Vivo, Resucitado. Pero, ¿cómo encontrarse con Él? ¿Cómo se enamora el corazón?
Dejemos que sea el mismo Domingo quien nos hable con su vida. Jornadas extenuantes de viajes, predicaciones, compartir con quien se le acercase, disponible para todos... ¿De dónde sacaba su fuerza? De Cristo. Sus noches de oración eran el motor de su día. Porque lo recibía todo de Cristo, podía después darlo. Éste es el secreto de un santo; éste es el secreto de un cristiano.
¿Quieres saber cómo eran esas noches de oración? Aquí podrás ver la película "El día para los hombres, la noche para Cristo", un vídeo de 30 minutos rodado, maquetado y producido por nosotras mismas en el escenario real de nuestro monasterio.
¡Que Cristo nos encienda en el fuego de su amor! Que recibiéndolo todo de Él, lo demos a los demás.
VIVE DE CRISTO