¿SABÍAS QUE...

... EN SU JUVENTUD, DOMINGO ESTUVO A PUNTO DE PERDERSE?

Al menos eso era lo que auguraban todos los familiares y amigos, que no dudaban en tachar a sus padres de irresponsables. Aunque la peor parte se la llevaba el tío cura, don Gonzalo, de quien decían que estaba siendo una mala influencia para el muchacho.

¿A qué venía tanto revuelo?

Como ya dijimos, don Gonzalo quería un montón a su sobrino, y fue capaz de descubrir en el niño un inmenso potencial. Cuando Domingo cumplió 14 años, el sacerdote fue a hablar con Félix y Juana. Quería proponerles algo que, para todo el pueblo, era una idea descabellada: ¡enviar a Domingo a la universidad!

A nosotros no nos parece nada del más allá, pero pongámonos en situación: la universidad estaba naciendo en Europa, y, con las noticias que llegaban, no era nada bien vista en las tierras castellanas. En palabras de un cronista de la época:

“En cuanto se abre la universidad, afluyen a la ciudad los estudiantes y la llenan con su turbulencia. Los estudiantes son volubles, despreocupados, ruidosos, bebedores, libertinos, y más de una vez se las ven con los habitantes del burgo y los caballeros de las patrullas de vigilancia...”

(Ocho siglos después, las cosas siguen más o menos, por lo que también podemos imaginar que los estudiantes más formales, que presumiblemente eran muchos, son los que menos daban que hablar a los cronistas...).

A pesar de las murmuraciones y críticas que se levantaron por toda Caleruega, don Gonzalo seguía erre que erre con mandar a Domingo a la universidad. Juana se fiaba del buen criterio de su hermano sacerdote... y don Félix se sentía hasta orgulloso de poder enviar a su hijo a semejante aventura: sabía que su muchacho saldría airoso. Y, si él quería estudiar, ¿por qué impedírselo?

Así pues, sentaron a Domingo en un caballo rumbo a Palencia, donde nacería la primera universidad de España.

PARA ORAR
¿Sabías que... el Señor también se arriesga a ser criticado por sacar lo mejor de ti?

Jesucristo conoce como nadie el inmenso potencial que tienes dentro. ¡Él quiere hacer obras grandes en ti!

Pero, para forjar el hierro, hay que pasarlo por el fuego... Seguramente la llegada a la universidad no fue fácil para Domingo: ¡se trataba de un gran cambio! De igual modo, a veces el Señor permite situaciones que nos desconciertan, o que aparentemente nos superan, o parecen no tener sentido.

Lo más sencillo en estos casos es... ¡criticar al Señor! ¿A quién no le ha salido alguna vez mirar al Cielo y preguntar “por qué”?

Sin embargo, a diferencia de lo que le sucedió a Domingo, Jesús no nos envía en solitario a la aventura: ¡se viene con nosotros! Cristo nunca se aparta de tu lado y, así, de Su mano, podrás descubrir que, en realidad, la dificultad es oportunidad. En vez de preguntar “por qué”, ¡deja que Él te muestre el “para qué”!

VIVE DE CRISTO

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