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A LA LUZ SE ACERCA, EL QUE OBRA LA VERDAD

16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.
21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.» (Jn. 3, 16-21)

“Dios es luz, sin tiniebla alguna”, afirma el escritor sagrado... Y, repasando el comienzo del libro del Génesis, vemos que, “en el principio, creó Dios los cielos y la tierra. Pero la tierra era un caos y confusión y oscuridad en el abismo. Y el Espíritu, aleteaba por encima de las aguas y dijo Dios: “haya luz”, y la hubo y estaba bien y la separo de la oscuridad” (Gen. 1,1-4) ...

Cuando Jesús se proclama ante los que lo oyen: “¡Yo soy la Luz del mundo!”, nos está hablando de su origen eterno junto al Padre, como la Luz que, en un principio del mundo atravesó las tinieblas y el caos, y dio forma a toda la creación para que, fuera bella y luminosa y Dios pudiera decir ante ella: “! ¡Y vio Dios que era buena!” ...

La Luz se identifica con el Verbo de Dios que, irrumpió en la creación haciéndola criatura amada por Dios... Y cuando Dios, “hizo al hombre a su imagen y semejanza”, ¿qué otra cosa hizo sino dar Luz a “este trocito de barro” que, fue santificado al soplar el Espíritu Santo sobre él?... Todo era Luz al principio, pero “por instigación del Maligno, entró el pecado en el mundo y con él, la muerte”. Porque la Luz es vida y la oscuridad del pecado, es destrucción y muerte... Y con éste, apareció el juicio de Dios, por el que no pasan los que se acercan a la Luz y viven en ella, porque la Luz es Jesús y Él no ha venido sino a salvar e iluminar a los que crean en Él y apuestan, en su vida, por seguirle...

Pero no sólo amó Dios a todo lo que había creado, sino que “tanto amó Dios al mundo que, entregó a su Hijo Único, para dar su vida eterna los que crean en Él y le sigan” ... Todo en Dios es Luz que, se expande y comunica, pero en un momento de la vida del hombre, él, con su libertad, prefirió las tinieblas a la Luz... Por supuesto, que, estamos hablando del Amor de Dios y de la oscuridad de las obras malas que, destruyen y matan todo lo que tocan... Ya Juan, nos lo recordaba en su Prólogo del Evangelio: “La Luz, brilla en las tinieblas, pero estás no la acogieron” ... “El mundo, no la conoció y los suyos no la recibieron” ... ¡Qué insensatez la del pecado: preferimos escondernos de Dios, con nuestras malas obra, ¡para no ser denunciados por la santidad de Dios!... Pero toda esta desgracia, no parte del hombre mismo que, fue creado en gracia y santidad, sino del Engañador y Mentiroso, el Diablo, enemigo declarado de Dios y de los hombres que, los tienta, para que se aparten del Señor…

¡Oh Dios nuestro, creemos que Tú, has vencido al Maligno y lo has puesto bajo tus pies, pero en el Padrenuestro nos dices que te pidamos: “no nos dejes caer en la tentación y líbranos del Maligno” que, “anda como león rugiente, buscando a quien devorar” ...

¡Sólo con la oración, hecha en fe y amor, permanecemos y viviremos, a tu amparo Señor y fuera de su acción perversa!... ¡Tú, eres Dios Todopoderoso, mira nuestra débil condición y ayúdanos en la lucha, contra las fuerzas del mal! ¡Tu amor y los méritos de tu Pasión y Resurrección que, son infinitos, nos guarden dentro de tu Corazón!... ¡Amén, Amén!...

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