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¡NO TENGÁIS MIEDO!

26 « No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.
27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados.
28 « Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.
29 ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.
30 En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
31 No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
32 « Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;
33 pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos. (Mt. 10, 26-33)

Por tres veces les avisa Jesús a sus discípulos: “¡No tengáis miedo!”, cuando les envía a las gentes a predicar el Evangelio de la paz y del amor… Y es que el hombre tiembla, su pobre ser se estremece ante las dificultades, el rechazo y la muerte… También Jesús tembló y se sobrecogió de miedo en el Huerto de los Olivos, cuando el Padre le mostró todo lo que había de sufrir a manos de aquellos a los que se les enviaba… Y Jesús nos enseñó allí a tomar la cruz sin repugnancia, por amor a los hombres y sobre todo a la voluntad del Padre celestial, que ¡no quiere otra cosa sino que todos los hombres se salven, en una vida eterna, junto a Él en los cielos!…

Pero Dios sabe que la carne y el mundo están en rebeldía contra Él, porque desean ser exaltados por encima de la Gloria de Dios… ¡El hombre, añora con todas sus fuerzas la Gloria de Dios, lo lleva impreso en su naturaleza!… Pero esto, que es muy bueno en sí, lo quiere para sí mismo, independientemente de Dios, su Señor…

¡Y Jesús tuvo que hacerse Hombre para mostrarnos lo que era un Hombre sumiso a la voluntad de Dios y que sólo, con su humildad y abajamiento, le daba Gloria y en esta Gloria, Él mismo, era divinizado y exaltado!…

Esta es la economía de la salvación sobre el hombre que Dios ha dispuesto eternamente... Pero este programa de vida hace temblar al pobre cuerpo del hombre y: “¡Tiene miedo!”...

Y aquí, entra en escena Jesús para fortalecernos con su Palabra, que es Vida: “¡No tengáis miedo!”, “Vuestro Padre Celestial os cuida más que a los gorriones”…. “Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles”… ¡Un padre de la tierra se deshace en cuidados y amor por sus niños!... Y nuestro Padre Celestial, que cuida a los pajarillos y les da alimento y calor y “un nido dónde colocar sus polluelos”… ¿No nos proporcionará un puerto seguro desde donde podremos “dar un brinco” para en sus brazos de Padre atravesar las olas de este embravecido mundo?… ¡Claro que sí!: su Palabra nos fortalece: “¿Por qué has dudado?”… “¡No tengas miedo!”…

Y con la fuerza de Dios nos lanzamos, para dar testimonio de la Resurrección de Jesús y de lo que Él ha hecho en nuestras vidas… El “resto”, que es “todo”, lo hará el Espíritu Santo que Dios ha prometido a los que se lo pidan…

¡No estamos solos y abandonados a nuestra debilidad, Él nos lo ha dicho: “¡Tened valor, yo he vencido al mundo!”!…

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