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CORAZÓN SAGRADO DE JESÚS

25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: « Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.


26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
28 « Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. » (Mt. 11,25-30)

Hablar del “Sagrado Corazón de Jesús” es entrar dentro de un horno de Caridad, de Misericordia, de Mansedumbre y Humildad, de Dulzura y Paz, de un seno cálido y blando donde reposan “todos los que están cansados y agobiados de la vida”, los que prueban el dolor y los sufrimientos, que ineludiblemente nos llegan a todos un día, en la hora de Dios, en “la hora de gracia”, en la que tantos apoyos que tuvimos, que eran sólo humanos, se nos desploman y sólo nos queda, para mantener la fe y la esperanza, ese blando refugio que es el Corazón de Jesús… En este momento, todas las connotaciones “suaves” son revestidas también de un poderío y una fuerza divina, que fueron las que hicieron posible la creación de todos los seres y la re-creación por Cristo, de todo lo que quedó manchado por el pecado e incapaz de acercarse a Dios por sí mismos…

La experiencia del pobre, de cualquier pobreza en que se halle, es encontrar en su aspereza un Dios que no asusta e invita en verdad a salir a la luz: “venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”… Y cuando se acoge esta oferta que el Espíritu Santo nos regala, entramos en una atmósfera y un consuelo que no son de la tierra, por ello sentimos que nos apoyamos en una Roca firme, un Dios que lo puede todo, que lo sabe todo, que “ama a todos los seres y no odia nada de lo que ha hecho”, sino que con su poderío puede salvar todo…

¡Y ya sabemos con qué poder nos ha salvado!: ¡Con la mansedumbre de un Cordero que ha derramado toda su Sangre por Amor a todas sus criaturas, que estaban manchadas por el pecado, el pecado de un “ego sublimado” que “no sabía lo que hacía”!…

¡Este Cordero Divino, es el Corazón de Jesús!… “¡Por tanto, acerquémonos al Trono de la gracia para alcanzar Misericordia, que nos auxilie en el tiempo oportuno!”… “¡Y éste es el Tiempo de la gracia, éste es el Día de la salvación!”…

El momento en el que el Corazón de Jesús no se encontró, se hizo “el encontradizo” con nosotros, porque siempre la iniciativa parte de Dios…, ese Día hemos “nacido de nuevo”, porque el Espíritu Santo nos visitó con su Soplo Divino… Todo fuera puede seguir igual, pero dentro de mí hay “una criatura nueva”, que ha experimentado, como anticipo del Cielo, a qué saben las Entrañas del Corazón de Jesús… ¡Cómo su Misericordia es capaz de cambiar al hombre entero!: “Te convertirás en otro hombre”, sin dejar de ser “tú mismo”…

¡¡Haz Señor, por tu Bondad, esta obra de Amor y Misericordia en mí, en “el Día de Tu Visitación”!!…

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