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MUERTE DE LOS SANTOS INOCENTES

13 Después que se retiraron los Magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «
Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque
Herodes va a buscar al niño para matarle. »
14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto;
15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del
profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
16 Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a
matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había
precisado por los magos.
17 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
18 Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere
consolarse, porque ya no existen (Mt.2, 13-18)

Hay un hecho luctuoso en los Evangelios de la infancia de Jesús: la matanza de los niños de dos años para
abajo, en Belén y sus alrededores, a manos de un rey cruel.

Es verdad que el hijo de Dios: Jesús, nació en extrema pobreza y María le dio a luz en situación apurada:
fuera de su hogar y con motivo de un viaje obligado a Belén de Judá. Pero en esto no hay violencia alguna
ni maldad, sino voluntad de Dios para que se cumplieran las Escrituras de que el Mesías nacería en Belén,
la ciudad de David.

Pero la intervención malvada de Herodes, rey de aquellas tierras, no fue querida por Dios, sino aceptada,
por la libertad y el poder violento de un monarca del tiempo de Jesús.

Los magos venidos de Arabia habían visto salir una estrella, quizás un cometa, por el Oriente, presagio del
nacimiento del rey de los judíos, a quien esperaban con expectación los que vivían dispersos fuera de
Jerusalén. Estos hombres buenos, en su simplicidad, se lo contaron todo a Herodes, el rey de Judea. Ellos
venían a adorar al nuevo rey y Herodes se sobresaltó pensando que peligraba su realeza. Y con astucia,
pero pensando que eran unos astrólogos aventureros, les pidió que cuando vieran al niño y lo adoraran le
avisaran para también ir él a adorarlo… Como Dios protege a los sencillos, les avisó en sueños que
volvieran por otro camino y no regresaran a Herodes… Este, al verse burlado por los magos, montó en
cólera y realizó otra de sus muchas barbaridades que ya tenía en su historia personal: mandó degollar a
todos los niños de dos años para abajo, en Belén y aldeas colindantes. Así aseguraba que ese presunto rey
de los judíos, no le usurparía el trono…

Impunemente, el que tenía el poder para servir, se sirvió de él para matar a inocentes, y sólo por pura
sospecha.

Y el Señor también avisó a José que cogiera al Niño y a su Madre y huyera a Egipto, porque Herodes
buscaría al niño para matarlo. José, obediente y temeroso de Dios, sin demora, de noche, escapó a Egipto,
frustrando una vez más los planes humanos malvados. Ya lo había predicho el salmista: “Se alían los reyes
de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías” y “El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos”. Dios es Dios y los hombres son como paja que se lleva el viento…

Estos niños de Belén, fueron los primeros mártires por causa de Cristo. Le precedieron en el martirio,
porque el Reino de Dios se abre paso en este mundo con violencia y estas víctimas de la violencia humana
lo arrebatan…

¡Señor, que no dejemos de ser sencillos como los Magos, pues hay una promesa de protección divina para
los que ponen su confianza en tu Poder y tu Amor!…

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