• 1

CURACIÓN DE LA MUJER ENCORVADA

10 Estaba un sábado enseñando en una sinagoga,
11 y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse.
12 Al verla Jesús, la llamó y le dijo: « Mujer, quedas libre de tu enfermedad. »
13 Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
14 Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: « Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado. »
15 Le dijo el Señor: « ¡Hipócrita! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?
16 Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado? »
17 Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.

De nuevo Jesús está en la sinagoga como era costumbre los sábados en el pueblo judío. Y algo le llamó la atención a su misericordia: había allí, en la asamblea, una mujer encorvada que llevaba 18 años así, obligada a mirar a la tierra y no al cielo. Dice el Evangelio que un espíritu maligno la había doblado de esta manera. Y cuando Jesús la vio, la llamó.

Ella no había pedido su salud, la iniciativa partió del Señor. Él puso sus manos sobre ella y al punto se enderezó a las palabras de poder: “Mujer, ya estás libre de tu enfermedad” y sin mediar más palabras, la mujer, muy agradecida, comenzó a alabar a Dios que había hecho con ella cosas maravillosas. Y en esta acción de gracias, el pueblo que estaba allí, se unió exultante en esta alabanza a Dios

Pero el jefe de la sinagoga se encaró con el pueblo recriminándole que pedían ser curados en sábado, cosa no permitida por la Ley.

Los doctores de la Ley habían interpretado el precepto de guardar el sábado en menudencias exhaustiva; y los fariseos llegaron a extremos que envenenaban la Ley con sus múltiples preceptos.

Jesús, se enfrenta con el jefe de la sinagoga y sus secuaces llamándoles “hipócritas”. Si ellos son capaces de llevar a beber a su buey o a su asno en sábado, ¿cómo no va Él a desatar a esta mujer que Satanás tenía atada desde hacía 18 años, siendo esta hija de Abrahám e hija de Dios?

Así, Jesús pasó ante los maestros de la Ley como “el que viola el sábado” y esto era digno de condenación…

En un momento de la Escritura dice la Palabra de Dios: “Quiero misericordia y no sacrificios”. Pero este precepto de Dios, no le querían entender así los dirigentes del pueblo y se endurecieron en sus corazones con pensamientos y mandatos de hombres y no de Dios. Él había dado la Ley como liberación del mal y ellos la “perfeccionaron” como una carga insoportable….

¡Señor, danos tu gracia para enderezar nuestros corazones y poner siempre la compasión y la misericordia por encima de la Ley!

9C951935 0CDF 41C1 BE97 4F240BD874D5

Imprimir Correo electrónico

Gracias a Google, Norton y McAfee, te podemos garantizar que nuestra web, su contenido y los servidores desde donde se proporciona el servicio, son 100% seguros y están verificados. Puedes comprobarlo pinchando en las imágenes de abajo .
navegacion segura googlenavegacion segura nortonnavegacion segura mcafee

ImagenCookies

Hola! ¡Bienvenido a la página web del monasterio de san Blas! Nos encanta verte por aquí y esperamos que este sitio sea un lugar donde puedas encontrarte con Jesucristo Resucitado. Tan sólo queremos pedirte un favor: para mejorar la página y facilitar tu navegación por ella necesitamos que aceptes nuestras cookies. ¡Muchas gracias y oramos por ti!