TE SEGUIRÉ, NO, TÚ SIGUEME

57 Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.»

58 Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»

59 A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.»

60 Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.»

61 También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.»

62 Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.» (9, 57-62)

 

Tenemos en este Evangelio, la oferta de tres seguidores de Jesús. Los tres ofrecen, pero, ponen sus condiciones.  Mas, las condiciones sólo las pone Dios porque no son “un regalo” que el hombre le hace a su Creador, sino una acogida agradecida. Y, ¿puede el Señor exigir a sus amigos predilectos?: sí, porque el Señor no es “una oferta” en el mercado de nuestros deseos. El Señor, es el Dueño de toda la tierra y del cielo, y ¡cómo no de mi vida, y la de todos los hombres!.

Él, siempre puede decir: ¡ven, sígueme! Y a nosotros, sólo nos toca el responder a su llamada diciendo: “ ¡sí Señor, ya voy, a donde quieras y cuándo quieras!. El que ha saboreado que la vocación a seguirlo es así, y no de otra manera, sabe por experiencia lo que digo. Pero, hay otras respuestas que no son movidas por el Espíritu Santo sino por mis apreciaciones: ¡“espera, voy, pero antes”!... ¡Sí, te sigo, porque lo deseo,pero no me pides más renuncias!”. “¡Estoy a tu disposición, pero, he de hacer antes deberes de familia, y u otros deberes!”. Todos, llevan un “pero” que traducido al lenguaje del Evangelio es: “!No, ahora no!”.

¡Dios nos libre, cuando somos reclamados por la voz del Señor, el darle largas! Aunque quizá responda, no tengo asegurada la fuerza de ser fiel a esta llamada. Mi fuerza es el Señor, “ÉI, realiza en mí el querer y el obrar, según le parece”. Volvemos a repetir que Él es el Dueño y Soberano de mi vida y de la de todos los hombres. 

Todo radica en la docilidad a la gracia que, por sí sola es blanda, pura, sin reticencia alguna, luminosa y toda oídos para responder suavemente, pero con mucha firmeza, sin violencia. Este es el juego del amor que se da eternamente en la Trinidad. “El Padre ama al Hijo y lo ha puesto todo en sus manos”; El Hijo, hace en todo, la voluntad del Padre, este es su alimento. El Espíritu  Santo, consuma esta obra de entrega eterna en un acto de amor, que también es eterno. ¡La Trinidad, es el modelo perfecto a seguir cuando Dios nos llama!  ¡Todo amor, todo donación mutua,todo adoración y gloria en la eterna Trinidad! 

¡Señor, que el Espíritu Santo nos enseñe este ejercicio de ensimismamiento en Dios! ¡Sólo así, podremos en verdad ser hijos del Padre, en el Hijo Amado!. Si no respondemos con prontitud, es siempre porque desviamos la mirada a las cosas de este mundo, cuando no,mirándonos a nosotros mismos. !Sé Tú Señor, Nuestro Señor y nuestro guía porque nunca solos acertaremos con el camino de la docilidad y la humildad para entregarnos a Ti, ya, aquí y ahora!

¡Confiamos que, con tu voz de ¡sígueme!, nos darás a la fuerzasobrenatural para que nos atraigas a tu Corazón! ¡Y, ya allí, al sabor de tu amor y de tu luz, no volveremos a descender a las cosas caducas de las que los libraste, sacándonos de ellas! ¡Confiamos mucho porque mucho nos amas! !Amén! ¡Amén!

Imprimir

ImagenCookies

Hola! ¡Bienvenido a la página web del monasterio de san Blas! Nos encanta verte por aquí y esperamos que este sitio sea un lugar donde puedas encontrarte con Jesucristo Resucitado. Tan sólo queremos pedirte un favor: para mejorar la página y facilitar tu navegación por ella necesitamos que aceptes nuestras cookies. ¡Muchas gracias y oramos por ti!