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JESÚS PREDICÓ EN NAZARET

14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. 

15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. 

16 Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 

17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 

18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 

19 y proclamar un año de gracia del Señor. 

20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 

21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» (Lc. 14-21)

 

Jesús comienza su vida pública, pero no lo hace según sus criterios como hombre, sino que su actuación en todo va dictada por el Espíritu Santo que se manifestó en forma de paloma en su bautismo. Desde entonces, el Espíritu Santo le arrastra primero al desierto, para ser tentado por el diablo, y seguidamente lo lleva a predicar en Galilea, en la sinagoga de los judíos. Y entre estas ciudades, también Nazaret, recibió sus enseñanzas... En la ciudad donde se había criado es normal que su espíritu se conmoviera por el cariño a tantos lugares y personas que lo habían visto crecer y madurar como hombre.

Llegado en Nazaret, todos sus paisanos querrían verle y escuchar las maravillas que otros pueblos de Galilea habían gozado y se habían admirado... De pie, Jesús, en la sinagoga, había reservado para los suyos, a los que amaba tanto, uno de sus mejores oráculos: el tan conocido del profeta Isaías: “el Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a dar a los oprimidos la libertad, a proclamar el año de la gracia del Señor”... Una profecía que todos habían aplicado siempre al Mesías, al que todos estaban esperando... ¿Quién si no el Enviado de Dios podía hacer estas maravillas de curación y liberación?... Sin embargo, sus criterios radicales nacionalistas les impedían ver que Jesús estabade verdad ungido por el Espíritu Santo, que sólo quería devolverles la libertad y sanar sus cuerpos y espíritus... Le desprecian porque sencillamente: “ningún profeta es bien mirado (y hasta perseguido y matado) en su tierra”. Y se dan razones poderosas para sostener este aserto: ¿no es este, el hijo de María (término despectivo, pues no citan al padre, el cabeza de familia) y sus parientes no están aquí entrenosotros?”…

Y, sin embargo, Jesús con autoridad, dijo: “hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír”: “¡No os fieis de vuestras luces, pues en verdad Dios me ha dado todo poder: creed en Dios y creer también en mí”!Este gran don de la gracia de Dios nos es traído con la fe en este Jesús de Nazaret, que tanto os escandaliza”.

¡Jesús, nosotros los llamados al atardecer de la vida, queremos acogerte en nuestro corazón, para recibir todo el Amor de Dios al mundo: su Hijo amado, que, por lo mismo, ¡es todo donación y amor a cada una de nuestras almas!... ¡No permitas que la tentación poderosa de la incredulidad, roce tan siquiera nuestro ser!¡Creemos, pero fortalece nuestra fe y confianza en Ti, Jesús Divino, Amén, Amén!...

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