EL ESCÁNDALO, EL PERDÓN, LA FE

1 Dijo a sus discípulos: « Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen!
2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.
3 Cuidaos de vosotros mismos. « Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale.
4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás. »
5 Dijeron los apóstoles al Señor; « Auméntanos la fe. »
6 El Señor dijo: « Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido. »

Se suceden aquí tres enseñanzas del Evangelio de Jesús: 1) sobre el escándalo, 2) sobre el perdón de las ofensas y 3) sobre la petición de los apóstoles para aumentar su confianza en poder hacer las obras de Dios.

1) Siempre habrá “piedras donde tropezar”, es decir, “el pecado”, porque el hombre es pecador. Y busca muchas veces su voluntad, en contra de la de Dios. Esta pertinacia en el mal es grave, porque atenta contra la salvación del alma, cuando es muy consciente. Pero mayor malicia tiene el incitar a otros a pecar y más si son “pequeños”, es decir, aquellos que no han conocido ni deseado, por tanto, apartarse del bien. Para los que incitan, la condena de Jesús es muy dura… Vivamos, por tanto, con mucho amor de Dios, pues éste alejará de nosotros el pecado.

2) Jesús habla aquí del perdón que hay que ofrecer incansablemente al que reconoce su falta y vuelve arrepentido. No pide que hagamos otra cosa que no ha hecho ya su Padre Dios con cada uno de nosotros: “Sed imitadores de Dios, como hijos queridos”…

3) Le piden a Jesús una “fe” que no es la que cree las verdades de Dios, sino “la fe que mueve montañas” o, como dice el evangelio: “morera sal de tu tierra y trasplántate en el mar”. Es la fe que tiene la creación a su servicio por el poder y la palabra de Jesús que lo que dice y lo hace. Esta fe es también la de los pequeños, de los que no dudan del poder de Jesús y su vida transcurre en una perpetua confianza y abandono en la Providencia de Dios. Pueden venir peligros y zozobrar la barquilla de nuestra alma, pero siempre clamaremos a Jesús que es el único que puede salvarnos… Son los que dicen de continuo: “¿Quién podrá apartarme del Amor de Dios: la angustia, la tribulación, los peligros? Nada, porque Él es mi roca y mi fuerza…

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