YO SOY LA VERDADERA VID

1 “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador”
2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.
4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.
6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.
8 La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. (Jn. 15, 1-8)

Jesús es la Vid y el Padre el Labrador. Él, es el dueño de la viña y su Hijo Único, la Vid Verdadera, a la que el Padre ha entregado múltiples sarmientos, para que se nutran de su savia, que es la vida divina. Entre el Padre y la Vid, hay una corriente continua de Amor y esto desde toda la eternidad y por toda la eternidad. El Labrador ama a su Vid Escogida y ama también, con el mismo Amor, a los sarmientos que están pegados a la Vid. Todos tienen el mismo alimento celestial. Por eso Jesús insiste tanto en: “Permaneced en Mí”. Y esto significa que Jesús es transparente a nosotros por su Vida y por su Palabra… Vida y Palabra son el mismo Jesús, pues Él dijo: “Yo soy la Vida” y también: “La Palabra se hizo carne” en Jesús.

Por esto, tener en nosotros la Vida de Dios y escuchar su Palabra, son la misma cosa… Así, dice Jesús: “Si mis palabras permanecen en vosotros, daréis fruto” y en este fruto, conocerán todos que somos discípulos de Jesús, discípulos de la Palabra, en Quién el Padre se complace.

Y la Palabra no tiene otro alimento que hacer la voluntad del Padre. Se nutre de ella, que es el Amor… Por Amor a nosotros, el Padre entregó a su Hijo para que todos tengamos la Vida que ellos tienen…

¡Todo esto es tan hermoso y consolador, que nos invita a adorar a Dios por sus designios tan amorosos! Jesús, se nos da todo entero y quiere alimentarnos, como la madre da la leche a su pequeño, para que crezca y tenga vida. Pero así como el bebé no elige alimentarse o apartarse del pecho de su madre, nosotros sí que podemos apartarnos de la Vid y secarnos, por no permanecer en Él… Y la vida, que está seca, se tira y no sirve de nada: “Sin Mí, no podéis hacer nada”… Y pensamos: “¡Pero es que hay veces que estando unido a Jesús noto como una muerte, las dificultades, los dolores, los sufrimientos… ¿Qué sucede con mis ramas cortadas entonces?...Pues que el Labrador, te está podando, para que des más fruto, un fruto más suculento para la vida eterna…

¡No tengamos miedo de la obra que Él hace en nosotros, estamos en buenas manos, las mejores manos! ¡Porque ellas nos han hecho sólo por Amor y por Amor nos cuida y desea que estemos con Él eternamente en su Reino!

¡Permanezcamos siempre unidos a nuestro Buen Jesús!…

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