EL ENDEMONIADO MUDO

14 Estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron.


15 Pero algunos de ellos dijeron: « Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios. »
16 Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.
17 Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: « Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae.
18 Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?.. porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul.
19 Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
20 Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.
21 Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro;
22 pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. »
23 « El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. (Lc. 11, 14-23)

Cuando un santo aparece en la tierra, los demonios se alborotan y actúan descaradamente porque piensan que les queda “poco tiempo”. Cuando Jesús apareció y comenzó a curar y a expulsar a los demonios de los hombres, sabían que “era el Santo de Dios”, y aunque sabían que nada pueden contra Dios, empleaban hasta “legiones” para deshacer el bien que Jesús hacía a su alrededor.

Como Jesús era “un hombre” con poderes divinos, esto les desconcertaba. Querían entender qué sucedía en Jesús y quién era ese Hombre…, no habían conocido otro igual…, decían que “estar con él, era estar con Dios, recoger con él era hacer la obra de Dios…”

El Reino de Dios había irrumpido en la tierra al manifestarse Jesús, porque El mismo era Dios, no un enviado de Dios solamente, sino el Hijo, que es Dios con el Padre…

Pero los judíos que eran malévolos y envidiosos, con mirada torva, también torcían su corazón para no reconocer que donde está el bien y la bondad y la misericordia, allí está Dios actuando y no Satanás. Las obras de Satanás no son estas:él divide a los hombres entre sí y en sus corazones: “dia-bolus”.

No estar con Jesús, es estar en contra de Él.

¡Jesús, te pido un gran discernimiento para percibir el bien, pues allí estás Tú! ¡Que tu Espíritu Santo nos guíe en el camino de nuestra vida!

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