Hoy, el reto del amor es, contagiaros de ese celo y amor por buscar
Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día
CON TU PALABRA, DAME VIDA
Ayer, vino una hermana a mi celda para devolverme dos libros que, le había regalado, hace tiempo. Me dijo que, ya los tenía repetidos entre sus libros. Los tomé y cuando los iba a guardar en mi biblioteca, uno me llamó la atención: es una Exhortación del Papa Benedicto XVI a toda la Iglesia, después de la XII Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Se llama, “Verbum Domini” y trata de la Palabra de Dios en la Iglesia.
Tengo que confesar que, estas cartas pastorales, me cuestan mucho leerlas, de cabo a rabo. Y, es que me parecen muy densas y con demasiado contenido doctrinal que, me acaba, cómo diría yo, abrumando. ¡Es una debilidad mía!.
Pero al ver en la portada, a Benedicto XVI escribiéndola y pensando, con qué cariño la ha entregado a su Iglesia me dije: “bueno, ésta, es distinta porque trata de la Palabra de Dios.
Yo que llevo cinco años preparando dos comentarios a la semana sobre los Evangelios, en el Rincón para Orar, he llegado a tenerla gran veneración y a saborear que, en esta Palabra, se encierran todos los tesoros de la sabiduría y gracia de Dios. Y, también a experimentar que, “lámpara es tu Palabra para mis pasos y luz en mi sendero”. Porque, en verdad, “tu Palabra, me da vida”.
Así que, me he obligado a leer la Exhortación, desde el principio al fin y dar gracias a Dios por este tesoro que ha puesto en mis manos.
Yo sé lo que es entrar y sumergirse en la Sagrada Escritura, en los Evangelios, y buscar a tientas entre palabras inspiradas por Dios, a oscuras y esperando que Ella se desvele ante mis ojos, ante mi entendimiento y sobre todo que, entre en mi corazón y me mueva a encontrar en lo escondido, la voluntad de Dios.
Pienso en Jeremías, el Profeta que, fue tocado por esta Palabra y confesaba con todo el ardor del que ha encontrado el gran tesoro de su vida: “¡cuando encontraba Palabras tuyas (habla a Dios), las devoraba. Tus Palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque tu Nombre, fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios de los Ejércitos!”. (Jer. 15,16).
Hoy, el reto del amor es, contagiaros de ese celo y amor por buscar (¡que nos será dado!), en la Palabra de Dios, en los Evangelios, todo el sabor divino que Jesús nos ha traído desde el cielo, de junto a su Padre-Dios.
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¡Feliz día!
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