HOY EL RETO DEL AMOR ES RENUNCIAR A ALGO TUYO PARA DÁRSELO A OTRO

Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

MULTIPLICACIÓN EN EL REFECTORIO

Llevo tiempo fijándome en un detalle que nos ocurre en el refectorio (la sala en la que comemos).

Cuando pasan las bandejas para que cada una se sirva, todas tenemos un mismo resorte: si empiezan a servir por ti, miras la bandeja y echas un vistazo de lado a lado haciendo un cálculo rápido. Si se trata de una comida rica, la bandeja te parece poco, y piensas refunfuñando "Pero, ¿por qué habrán calculado tan mal?"

Pero, bueno, no quieres dejar a nadie sin comida suficiente, y procuras echarte menos de lo que te echarías pensando en que llegue bastante cantidad a la última que se sirva.

Cuando pasa a la siguiente, ésta hace también el mismo cálculo, y la siguiente igual... Ya cuando se van acercando al final de la mesa, las últimas comienzan a echarse normal, pero, claro, las anteriores hemos ido dejando tanto que, al final, lo que parecía que se iba a acabar enseguida, aún queda mucho de sobra. Por ello, vuelven a pasar las bandejas, y así te puedes echar la cantidad normal.

¿Qué ocurre? ¡Parece el milagro de la multiplicación! Sólo que, a diferencia de los panes y lo peces, aquí las cantidades de comida siempre han sido las mismas, al inicio y al final. Pero sí que se da una multiplicación: la multiplicación del Amor.

Sí, porque el Señor me mostró con un gesto de Amor que merece la pena que contemos unos con otros.

Al ver aquella cadena de Amor me quedé cortada con mi refunfuñeo. Realmente el amor nos hace aprender. El pensar en el otro, el salir de uno mismo, nos hace crecer.

Sólo Cristo sabe hacer que, cuando falte de algo, nunca falte Amor; sólo Él transforma un sencillo gesto en una cadena de Amor, porque Su Amor es expansivo y nunca se gasta, siempre habrá más para darte.

Hoy el reto del amor es renunciar a algo tuyo para dárselo a otro. En el día de hoy, no vivas desde ti, vive desde el que tienes a tu lado, y cuenta con él. Para ello, renuncia a algo que te pertenezca y dáselo. Comprobarás que el amor crece en ti.

VIVE DE CRISTO
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