EL RETO DE HOY ES MIRARLA Y MIRARLA

Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¡MADRE DE DIOS!

¡Qué de mensajes vuelan hoy referentes al Año Nuevo! Mensajes repletos de deseos estupendos, de buenos y nuevos propósitos para un año que comienza engendrando la ilusión de vivir mejor, de llevar a cabo ilusiones, etc.

Es bueno, deseable y precioso que al hombre le salga lo mejor que tiene, y que le brote la ilusión. Pero quizás muchos aún no se han dado cuenta de que la Iglesia en este día celebra algo muy importante; más bien, celebra a alguien, alguien que acompaña, guía y fortalece los buenos deseos: María.

Hoy, 1 de enero, es la fiesta de "María, Madre de Dios". A mí me impresionó mucho cuando me enteré, porque lo solemos decir con frecuencia como expresión de admiración ("¡Madre de Dios!") y, a fuerza de decirlo, no pensamos en la trascendencia que tiene. Tanta, ¡que hasta fue motivo de discusión de algunos Concilios...!

Este misterio es realmente sublime. Pensar que una mujer, humana como tú y como yo, sea Madre de Dios… Uf, es algo que se escapa... Y, sin embargo, nos recalca la realidad de la Encarnación verdadera del Hijo de Dios:

Ese Niño que contemplamos es Dios en persona humana, y tiene una madre humana. No cabe en la cabeza, pero sí en el corazón, porque ahí es donde se gestan y realizan las locuras... y también, para esta locura de Amor, Dios necesitó una madre.

Anoche, en la Vigilia, se tocaba el Cielo de la mano de Ella, de María, una de los nuestros: “Bienaventurada eres, Virgen María, por haber llevado al Señor, creador del mundo. Engendraste al que te hizo y permaneces virgen para siempre”... Era como sentirse junto a Jesús entre sus brazos, como participar a través de Ella de la Divinidad. Es una mezcla dichosa de lo divino y lo humano que sólo puede disfrutarse en el misterio del loco Amor. Y... ¡qué alivio es sentir que tienes una Madre que lo es también de Dios!

Por eso, el reto de hoy es mirarla y mirarla, mirarla con cariño desbordante, descubriendo que le hemos "robado" el corazón: ¡Ella es tu madre! Y, a cada mirada tuya, responde con su preciosa sonrisa... Disfruta de este inmenso regalo, disfruta de esta Madre, que compartes con el mismo Dios. Que cada vez que nos salga la expresión “Madre de Dios” nos hagamos conscientes de esta realidad.

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