LA SABIDURÍA DE DIOS, NOS DA EL RECTO JUICIO

31 « ¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?
32 Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado."
33 « Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: "Demonio tiene."
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores."
35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.» (Lc. 7, 31-35)
Jesús se lamenta, ante su generación, de hombres que le tocó vivir. Pero hoy ¿no estaría también decepcionado de nuestra generación en donde hoy nos toca a nosotros vivir? El mundo, como siempre, será mundoporque sabemos que Satán es el príncipe del mundo. Él sólo inspira desconfianza, mentira y persecución a los elegidos de Dios, a Dios mismo.
Llegó San Juan Bautista, el Precursor del Señor, que era un hombre austero y penitente porque Dios le encomendó “prepararle a Jesús un pueblo bien dispuesto”. Predicaba la conversión a Dios con un cambio de vida, abandonando el pecado, y dolerse de su vida pasada porque “el Señor estaba cerca” y sólo podía entrar con corazones arrepentidos, bien preparados. Sabemos que los paganos y los pecadores lo escucharon yse hicieron bautizar para anular sus culpas. Pero los dirigentes del Pueblo, “los fieles judíos”, los ricos, ellos no hicieron caso de las palabras de verdad que traía Juan Bautista desde el cielo.
Pero llegó Jesús, que era la Palabra del Padre, y a Éste, de la misma manera, lo escucharon y creyeron los pobres, los enfermos, los que no podían ser auxiliados por las leyes y las ayudas humanas. Una corte de inválidos lo siguieron y desearon, con todas sus fuerzas, entrar en el Reino de amor y de paz que predicaba Jesús. ¿Y los sacerdotes, los escribas y los ancianos? Ellos presumían de conocer las EscriturasSagradas, pero su interpretación estaba equivocada porque enseñaban preceptos humanos que no salvan a nadie, ni a sí mismos.
Ellos rechazaron a Jesús, le llamaron, ¡sacrílegamente!, “borracho, vividor y amigo de pecadores”. ¡Su osadía, llena de soberbia, fue muy grande! Así que quedaron fuera del plan de Salvación de Dios trazado desde antiguo. Es decir, quedaron en la estulticia de sus vanos pensamientos: no supieron lo que era la Sabiduría de Dios.
¡Oh Señor, viendo estas denuncias que también cayeron en saco roto con los “mandones” de tu pueblo, no podemos menos de sentir un santo temor de Dios que nos ha de proteger de cualquier arrogancia, creyendo que sabemos “algo” de Dios cuando, en verdad, somos unos grandes ignorantes!
¡Cuida tú, mi Dios, nuestro corazón para que sintamos, en verdad, de nosotros mismos: “yo soy la nada y Tú eres el Todo”! ¡Hazme participe,Jesús, de tu Sabiduría que es la misma Sabiduría del Padre, esa que sólo das a los pequeños, a los sencillos, a los que se hacen como niños!¡Aquí, oh Dios, reside la ciencia de las cosas del Reino, toda ciencia y saber sobre Ti, Jesús, y tu Persona Divino-Humana, y también ¡sobre tu Palabra!
¡Confiamos que alejarás de nosotros toda autosuficiencia, porque te lo pedimos con gran fe y confianza! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!