Hoy, el reto del amor es poner tu mirada no en lo inmediato, sino mirar a Cristo y pedirle Su mirada, para que te conceda ver luz al final del camino.

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

NUESTRO AMANECER

Un día a la semana acompaño a una hermana al hospital para hacerle pruebas y ajustarle la medicación. A las 7:15h de la mañana cogemos el autobús y, por lo tanto, cuando salimos del convento es de noche completamente y noche cerrada; se ve algo gracias a las farolas que hay por el camino.

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Hoy el reto del amor es que, ante el desánimo por mi impotencia, vuelva a poner mi “base” fuerte en Jesús

Buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Qué pases un feliz día.

EL SEÑOR ES MI ROCA

Seguimos de obras, estamos de obras. Y en el corredor de las salas de trabajo, recién arreglada, uno de estos días apareció un fallo. Íbamos con una carretilla con cajas de peso y, ¡ay, una de las baldosas se resquebrajó y partió en pedazos!. Enseguida sacamos la conclusión: por debajo estaba hueco y al caer peso sobre la losa no ha resistido la carga y se hundió para adentro, rompiéndose. Efectivamente, esto era así, porque cuando el albañil abrió el boquete, para arreglarlo, había una zona con gran vacío.

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Hoy, el reto del Amor es que subas la cuesta con Cristo optando por el Amor

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

CUESTA ARRIBA

Hice un descanso en el estudio. Pensé que me ayudaría dar una vuelta corriendo por la huerta. Empecé bien en una recta, bajé a toda velocidad en una parte cuesta abajo y después llegó la subida… la velocidad disminuyó, los pasos se acortaron y la carrera terminó en un paseo.

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Hoy, el reto del amor es tomar en tu mano una cruz y mirar tu presente

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

VIVIR EL PRESENTE

Cuando llega este tiempo, siempre me pasa lo mismo, y es que no quiero creer que se acaba el verano. Pienso que solo son unos días en los que han bajado las temperaturas. Empiezo a sentir frío en los pies, y no quiero buscar los zapatos de invierno porque pienso que no es para tanto, o no me pongo una camiseta más gruesa y paso el rato sintiendo frío en la espalda… Al final, aguanto muchas incomodidades y todas tienen la misma raíz: no acepto que el verano se ha acabado y ha comenzado el otoño.

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