HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DEL SALMO RESPONSORIAL

Hoy vive de Cristo de la mano de sor MªJesús, por medio del Salmo Responsorial

SALMO RESPONSORIAL

Día 23 de octubre, domingo XXX del Tiempo Ordinario, ciclo C
Salmo 33 (34)

Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.


Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca,
Mi alma se gloría en el Señor; que los humildes lo escuchen y se alegren.
El Señor se enfrenta con los malhechores para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a Él.

 

Es un salmo muy largo que tiene el comienzo típico de los cantos de acción de gracias. Cantamos sólo unos pocos versículos: los dos iniciales, el final y otros tres centrales, para responder a la primera lectura del libro del Eclesiástico, que continúa dando nuevos matices a las lecturas del domingo pasado, y que es un libro sapiencial, y nos enseña que Dios escucha las súplicas del pobre, del indefenso, del oprimido que le grita.

La oración que hacemos siempre llega a Dios; pero le encanta la oración del pobre, del que ante Él se reconoce, como el publicano, necesitado de compasión y misericordia porque se presenta a sí mismo no con lo que hace, sino sintiéndose pecador; y el salmo lo canta bien: “cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias”. No solo escucha, sino que libra; y hoy vemos que la segunda lectura también da testimonio de lo mismo; San Pablo da su testamento final a Timoteo y se lamenta de que todos le han abandonado, pero no el Señor, que le da fuerzas; le ha librado tantas veces que confía que lo seguirá librando. ¡Cuántas veces angustiados nos cerramos en nosotros mismos donde no hay solución! Si acudimos al Señor, El escucha; y sentirte escuchado ya es liberador, pero además libra realmente.

Todo el salmo tiene forma de poema lírico–didáctico expresado en forma alfabética, o acróstica: Cada verso empieza por una letra del alfabeto. Está compuesto de un canto de acción de gracias y de una enseñanza sobre las sendas de la vida dichosa. El último verso nos declara que será dichoso quien se acoge a Él. La primera parte, va de los versículos 2 al 11 y, es la acción de gracias, con la que empieza el salmo responsorial de hoy, “bendigo al Señor en todo momento…” Comienza el autor dando gracias a Dios en todo momento porque lo escucha y ya está diciendo a pobres y afligidos que igualmente escuchará a todos los que invoquen su nombre, si están en una situación semejante a la suya. Siguen los motivos de la acción de gracias que son la explicación de lo que Dios es para el justo.

En la siguiente parte, (versos 12 al final) se inicia con el versículo 12 que dice “venid, hijos, escuchadme, voy a enseñaros…”, nos da la teoría, podíamos decir, de la experiencia contada en la anterior, y enseña en general sobre el camino y los bienes del temor. La mejor manera de terminar la acción de gracias es dando una enseñanza a los demás sobre la divina providencia y los cuidados que tiene con uno mismo desde la propia experiencia; en este salmo es un final largo con este poema didáctico. Por tener la forma alfabética hace que aparezcan tantos motivos yuxtapuestos buscados para expresar el tema central. El objeto de la enseñanza es el temor de Dios, como en los libros sapienciales, ya que el temor del “Señor es el principio de la Sabiduría”, y el fruto es la vida dichosa: “El que busca al Señor no carece de nada” y “no será castigado quien se acoge a Él”. La clave para gozar en esta vida, para el autor del salmo, es el temor de Dios, que lleva a guardarse del mal y hacer el bien, lo que le ha asegurado su protección en todo momento.

Jesús ratifica la enseñanza de las lecturas de hoy, en esta parábola, con la que responde a los fariseos que teniéndose por justos despreciaban a los demás. Dios atiende al sincero, al que se pone en su lugar y habla con Él y no consigo mismo. Podemos decir que la justicia de Dios es parcial porque se inclina siempre a favor del pobre, del necesitado, del afligido que lo invoca. Porque la justicia de Dios va siempre con misericordia. El fariseo parece que ora, empieza dando gracias pero sólo habla de sí, es un soliloquio; repasa su vida ante sí mismo, no ante Dios.
A Dios no le echa para atrás nuestro pecado, nuestros rollos o nuestras anécdotas; al contrario, se vuelve a nosotros cuando lo reconocemos. A Dios le ponen un muro nuestros planes, nuestra voluntad, nuestro YO, bueno en realidad no, porque Él siempre está buscando el resquicio por donde enderezar nuestra vida. Aprovecha todo resquicio, y por eso nos proclama su Palabra, que aunque la explicamos no queda acotada por estas pobres explicaciones, sino que orando con el salmo, con las lecturas o el evangelio, Jesús mismo nos da, para nuestra vida, la aclaración que necesitamos. Y la intervención salvadora de Padre en la Resurrección de su Hijo, refuerza el tono de confianza y gratitud que transmite el salmo. Jesús está con nosotros siempre: “todos los días hasta el fin del mundo” Celebremos el gozo de su amor, de su cercanía. Feliz día del Señor.

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