HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DE UN RELATO BREVE

Queremos vivir de Cristo este verano, y hoy de la mano de Sión, con la sección: Relatos breves. ¡Feliz día!

DANZA DE COLORES

-¡Ha sido idea mía! -gritó Karen- ¡Eres una copiota!

-¡Y tú una egoísta! -respondió Lily- "Abu Gus" es de todos, ¿sabes?

-¡Eres una ladrona de ideas!

Ante la última acusación, Lily se echó a llorar de rabia.

-¡Sí, claro! -se quejó Karen- Ahora todos te darán la razón. ¡Como eres la pequeña...!

Karen salió con furia de la habitación, sin que Lily pudiese reaccionar.

Xus estaba en la habitación guardando sus libros. Juan y su nieto iban a mudarse para vivir con Gustavo. El joven Pablo había agradecido mucho el poder tomar las riendas de la casa, y ya soñaba con dar vida a "La Posada". Así pues, las cosas se habían solucionado, la familia podía continuar sus vacaciones.

De pronto, entró Marcos. Cabizbajo, el pequeño se sentó en la cama. Xus, tras mirarle, fue a sentarse a su lado.

-Otra vez han discutido -le explicó Marcos con voz triste- ¡Karen siempre está de pelea!

-Karen tiene buen corazón, ¡pero también mucho genio! -contestó Xus, tratando de calmar los ánimos- ¿Qué ha pasado?

-Como ya nos vamos, Karen quiere hacer un regalo de recuerdo a Gustavo. Lily lo ha oído, ha dicho que ella también quiere hacer algo... ¡y Karen se ha puesto a gritar! -después, muy bajito, el niño confesó- Yo también quiero hacerle un regalo, pero, si lo digo, ¡me cortan las orejas!

Xus se echó a reír por la ocurrencia de Marcos.

-¿Y ahora dónde está Karen?

-En el jardín. Se ha sentado bajo tu árbol.

-Espérame, voy a ver.

Karen estaba sentada abrazándose las rodillas. Una lágrima huidiza corrió por su mejilla, pero, al ver a su primo, rápidamente se la secó. No quería que nadie le viese llorar.

-Vete -dijo Karen a modo de saludo. Pero, en realidad, agradecía mucho que su primo estuviese allí.

-Sé lo que ha pasado...

-¿Tú también defiendes a Lily?

-Sólo quiero saber cómo estás... -contestó Xus suavemente, evitando entrar en discusiones.

-Estoy bien, puedes irte -afirmó Karen, intentando hacerse la dura. Pero, al ver que su primo no se movía, continuó- Yo no quería quedarme. Gustavo me caía mal. Fuisteis vosotros los que dijisteis que sólo necesitaba sentirse querido. Yo no lo creí, pero ahora he descubierto que es diferente a lo que había imaginado, ¡por eso quiero hacerle un regalo! Iba a pintarle una vidriera para que añada a su colección de cuadros, es mi momento, ¡y Lily quiere quitármelo!

Karen guardó silencio esperando la respuesta de su primo. Sin embargo, Xus no contestó. La niña estaba invitándole a hablar, y se sentía estúpido por no decir nada, pero lo cierto es que no sabía muy bien qué responder. De forma inconsciente, se llevó la mano al cuello. Su gesto no pasó desapercibido.

-Marcos dice que cuando agarras tu cruz es que estás hablando con tu Amigo -le espetó.

-Sí -reconoció el joven.

-¿Y qué haces hablando con Él? ¡Estabas hablando conmigo! ¿No me has escuchado?

-¡Claro que sí! Pero le estoy preguntando... Es que Él no es sólo mi amigo, además es mi Maestro. ¡Sabe de todo!

-¿También de pintura?

-¡Claro que sí, le encanta! -aseguró Xus, riendo. De pronto, unas campanillas sonaron en el interior del joven: ya sabía cuál era el camino- Oye, Karen, una pregunta... Si sólo tuvieses tres colores, ¿cómo harías para pintar un cuadro?

-¡Pues mezclándolos!

-¿Podrías sacar todos los colores con sólo esos tres?

-Sí, podría -contestó la niña con seguridad.

-¡Pues eso mismo es lo que pasa con el regalo de Gustavo!

Karen le miró sin comprender.

-Mira, Karen, tú puedes hacer un regalo, Lily puede hacer otro... Cada una sois diferentes, como dos colores distintos, cada una con sus dones, y así serán los regalos. Pero, ¿y si en vez de trabajar por separado, hacemos algo juntos?

Karen se quedó pensativa un momento antes de responder.

-Eso sería como mezclar los colores, ¿no?

-¡Exacto! Con el trabajo en equipo, ¡los colores se multiplican!

-Pero a veces las mezclas salen mal... -objetó la niña.

-¿Y qué haces entonces?

-Empiezo otra vez -reconoció Karen.

-¡Pues eso es lo que haremos! Le pediremos a Él -Xus señaló la cruz de su cuello- que nos enseñe a empezar de nuevo.

Unos minutos después, todos los hermanos estaban juntos. Gracias a la mediación de Xus, Lily y Karen habían hecho las paces, dispuestas a hacer un regalo realmente especial. Pero, ¿qué? Tras un largo debate, tuvieron una brillante idea.

Cuando se lo contaron a mamá y papá, se quedaron muy sorprendidos, pero, viendo el entusiasmo general, decidieron arriesgar.

Los niños fueron al comedor con su juguete del verano: Lucas, el hermano mayor, trajo su maletín de experimentos científicos y electrónicos; Karen llevó su enorme estuche lleno de pinturas de toda clase; y Lily bajó a su Barbie peinaditos, sin olvidar ninguno de sus complementos. Marcos, simplemente, dio la mano a su primo, muy sonriente y orgulloso.

-¡Manos a la obra! -dijo papá, abriendo la escalera plegable.

-¿Podrás hacerlo, cerebrito? -preguntó Xus a Lucas de forma cariñosa.

-¡Voy a ver! -respondió el muchachito.

Tuvo que subir hasta el último peldaño para poder observar de cerca la gran lámpara que colgaba del techo del salón. Era una lámpara de araña, con decenas de cristales colgando por sus brazos.

-¡Ya lo veo! -exclamó el niño- ¡El cable central está estropeado!

Lucas bajó de la escalera y comenzó a revolver en su maletín:

-Voy a necesitar esto, y esto...

Marcos, muy diligente, iba cogiendo las herramientas en brazos. Mientras tanto, papá fue a quitar la corriente eléctrica y mamá trajo las bombillas nuevas que habían visto en la cocina. Se las dio a Karen y fue a sentarse con Lily, que estaba sacando un precioso rollo de cinta de color rojo de entre los complementos de su Barbie.

-Mami, ¿crees que con esto valdrá?

-Sí, quedará precioso...

Las dos se sentaron y comenzaron a medir, cortar...

En otra mesa, Karen tenía preparados sus pinceles y unos pequeños botecitos que llevaba con infinito cuidado. Eran lo más preciado de su estuche: pintura para cristal. Lentamente fue cogiendo una a una las bombillas: trazaba líneas, daba color...

-¡Aay...! -suspiró Marcos al acabar- ¡menos mal que me traje al primo Xus! Si no llega a ser por mí...

Cuando la oscuridad reinaba en el exterior, fueron a buscar a Gustavo. Entre divertido y sorprendido, el anciano se dejó guiar. Se encontró la puerta del comedor cerrada y, enganchada en el picaporte, una cinta de color rojo.

-¡Sigue la cinta! -le animaron.

La cinta continuaba por la pared del comedor y terminaba en un enorme lazo, pegado justo encima del interruptor de la luz.

-¿Qué es eso? -preguntó extrañado.

-¡Tú fíate, tócalo!

El anciano obedeció y todo el salón se llenó de miles de luces de colores. La lámpara central estaba arreglada, las bombillas pintadas lanzaban destellos de colores que se mezclaban en los cristales, creando juegos de luces que envolvían toda la estancia. El anciano contemplaba boquiabierto el espectáculo de color: todo el salón se había convertido en una enorme vidriera.

-Es un regalo -dijo Karen suavemente- para que te acuerdes de nosotros...

El anciano la abrazó con cariño. Los demás se unieron veloces al abrazo, y sobraron todas las palabras.

Al día siguiente, ya en la furgoneta, los niños se despedían agitando las manos. Cojeando, Gustavo se acercó seguido por su hermano.

-También os hemos preparado un regalo -y les tendió una pequeña mochila alargada- Es el telescopio que usábamos Juan y yo cuando éramos pequeños. Así también nos recordaréis siempre.

La furgoneta se puso en marcha.

-¿Sabes, primo? Creo que te equivocaste -dijo Marcos muy convencido- Cuando llegamos aquí, dijiste que esto era el bosque de arbustos del cuento.

-Sí -reconoció Xus.

-Creo que, en realidad, esto es el puente -concluyó el niño.

-Tienes razón, enano -admitió el joven. Y, viendo a los dos ancianos a la puerta y a Karen y Lily sentadas juntas, añadió- Realmente esto era el puente: ahora están cerca los que antes estaban lejos...

Y, dejando atrás unos buenos amigos y una lluvia de colores, la furgoneta se lanzó hacia la carretera.

VIVE DE CRISTO

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