Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Cada mañana me ocupo de hornear el pan para la comunidad. Es una tarea muy sencilla que ya tenemos bien acoplada, y, en cambio, ¡cuánto se agradece comer pan reciente cada día!
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Salí a cerrar la reja de la iglesia; ¡qué bien olía! En el pueblo hay una fábrica de bizcochos, y hay días en los que el aire se impregna de su aroma. Me encanta ese olor dulce que despierta el apetito y casi permite saborear el bizcocho.
Hola, buenos días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estaba en la sala de trabajo cuando llamaron al torno. La tornera salió a contestar y vuelve y me dice:
—Es David, el asesor.
Le contesté con cara extrañada:
—No conozco a ningún David que sea asesor.
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tenemos una amiga que tiene un impresionante don: tiene “ojos” para ver. Ella sale al campo, disfruta, contempla y, si puede, saca algunas fotos reflejando lo que primero sus ojos han sabido descubrir.
Buenos días, hoy sor María Jesús nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estaba preparando las lecturas del próximo domingo, la primera es el episodio que nos narra la curación de Naamán, el sirio, de él, de su fe, hace mención Jesús en un Evangelio. Es una curación impresionante, con un montón de enseñanzas, que se aprecia leyendo todo el capítulo. Cómo le costó aceptar la manera en que recibiría la salud y cómo, escuchando a sus siervos, obedeció humildemente y sanó de la lepra.
