Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tantos días veo a mi compañera de oficio realizar una tarea muy bonita. Ella se preocupa siempre de que la vela del Sagrario nunca llegue a apagarse. Cada vez que pasa ante Él, la observa. Cuando ve que le falta poco, prende una nueva y las cambia, y así sucesivamente realiza su misión con perseverancia.
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Un nuevo lunes en el que queremos regalaros el audio del cuarto capítulo del libro “Si no puedes perdonar, esto es para ti”: el testimonio de Isabel.
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Cada día que hago la limpieza encuentro la misma mancha. No sé de qué es, pero friego, desaparece, y, en cuanto se seca, vuelve a aparecer.
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Como bien sabes, llevo tiempo aprendiendo a tocar el órgano y, poco a poco, he ido acompañando algunas cosillas durante las Completas (el último rezo antes de irnos a dormir). Pues bien, hace un par de noches… ¡me tiré a la piscina! Es decir… me lancé a tocar las completas enteras, de principio a fin. ¡Me sentía como en la prueba de final de curso! El esfuerzo de los últimos meses, ¡daba sus frutos!
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace unos días, salí de mi celda por la mañana camino de la Iglesia para rezar laudes. Según pasaba por las celdas, veía que en las puertas de las celdas cada monja había puesto una cosa. Una había puesto una zapatilla para que la puerta no se cerrase, otra una cuerda, otra la papelera… así cada una ponía algo. La finalidad era refrescar las celdas. A las 6:30 de la mañana hace un poco de fresco y viento y, si dejas la ventana y la puerta abierta, hace corriente. Así la celda se refresca un poco de estos calores. Como ves, este es nuestro aire acondicionado. Me he animado a hacerlo y sÍ se nota en la celda.
