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JESÚS, ES HIJO PREDILECTO DE ISRAEL

1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos,

3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram,

4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab engrendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón,

5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé,

6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón,

7 Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiáengendró a Asaf,

8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías,

9 Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías,

10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías,

11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.

12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel,

13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakimengendró a Azor,

14 Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud,

15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattánengendró a Jacob,

16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.

17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. (Mt. 1, 1-17)

¡Es maravilloso escuchar el árbol genealógico de Jesús! Cada uno de los nombres, es un ser que ha vivido en su tiempo, y sin saberlo,engendraba uno por uno, los ascendientes de Jesús. ¡Y, también, es maravilloso comprobar que los antepasados, muchas, muchas veces no eran puros, sino con frecuencia grandes pecadores! En este árbol, según nos cuentan los Libros Sagrados, hubo tres mujeres que no eran del pueblo elegido de Dios, eran pecadoras: Tamar, cuñada de Judá, se hizo pasar por prostituta para tener descendencia de él; Rajab, era en verdad una prostituta de Jericó que, tuvo un hijo de Salmón, antepasado de Jesús.; Ruth, una extranjera, reclamó la descendencia de Booz anterior aDavid. Y Betsabe, la mujer de Urías, se juntó a David el Rey en adulterio y del cual nació Salomón, el gran Rey de Israel.

Todas estas mujeres, no limpias según la Ley de Dios, no fueron, sin embargo, desechadas por ÉI para ser madres antepasadas de Jesús, elMesías, el verdadero rey de Israel, y del mundo entero. Sabemos que,Jesús nació de María Virgen y purísima en su concepción y nacimiento del verdadero Señor de todo, el último descendiente de Abraham. Ella,con su pureza, borró todos los pecados de sus ascendientes hasta llegar a Jesús, el Hombre purísimo porque es Dios y, nació no de concurso de varón sino por la acción del Espíritu Santo en el seno de María.

¡Qué gran esperanza nos da al leer estos relatos y ver que Dios no nos desecha, por ser pecadores! ¡Él ,en sus designios de amor nos habendecido con el envío de su Hijo Jesús para que se cumplieran sus promesas de salvar a todo el que cree en ÉI!. Nosotros todos, somos hijos de la promesa. Y las promesas de Dios son firmes y seguras, no tienen vuelta atrás porque los designios, de Dios son irrevocables. El Señor, es fiel y siempre cumple lo que dice y, esto en medio de las generaciones desde las más fieles hasta las más perversas: “Mis Palabras son eternas”.

¡Oh Señor, que no desconfiemos de tus promesas de salvación porqueTú te defines también como “el Fiel”!. Nosotros, seguimos siendo indignos de tus bienes porque el hombre siempre es un pecador. ¡Pero también, has venido a nosotros para regalarnos “un corazón nuevo”, “un corazón de carne” que, pueda asumir tu Carne divina y ser transformados en otro Cristo!

¡Jesús, creemos que Tú puedes hacer crecer en mí lo imposible, lo que nosotros sólo podemos desear, pero no realizar! ¡Ven Señor Jesús y sigue haciendo tus maravillas! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!

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ESCUCHAR A LA PALABRA ES DAR EL CIENTO POR UNO

ESCUCHAR A LA PALABRA ES DAR EL CIENTO POR UNO

1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.  

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