Hoy, el reto del amor es, buscar ese hermano mío, herido o enfermo que, nos está pidiendo misericordia y amor
Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LO QUE HACEIS A UNO DE MIS PEQUEÑOS, A MÍ ME LO HACÉIS
Íbamos a comenzar las vísperas y una mariposa nocturna, grande, revoloteaba por la iglesia. Ya el día anterior había sobrevolado mientras celebrábamos la Eucaristía. Pero ahora, se posó en una planta que estaba delante del altar.
Una hermana valiente , se acercó sigilosa y con un pañuelo de papel extendido, lo echó sobre ella y abrazó con ímpetu la hoja en que estaba quieta. Y con un gesto fuerte, arrancó, arrastrando, todas las hojas que contenían la mariposa. Quería que no se le escapara y poder llevarla a la huerta para que volara y viviera en su medio ambiente. Yo, cuando la hermana arrastró la hoja, sentí como si me lo hubieran hecho a mí y me vino gran pena al ver el nervio central de la hoja desnudo.
Después de Vísperas, ya en la oración, recordé este hecho y mi sensibilidad hacia una planta, porque es un ser vivo que Dios ha creado. Y éste me llevó de la mano a cualquier hermano mío. Muchas veces, la vida nos arranca nuestra dignidad de hijos de Dios y nos deja desnudos, como esa hoja de la que sólo queda el hilo central. Y si yo, hacía condolencia por un ser vegetal, ¿cómo se sentiría Dios, al ver a uno de sus hijos pobres, desnudo y sufriendo este despojo?: A Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, le arrancamos su figura que, “no parecía hombre, ni tenía aspecto humano”.
Y me decía el Señor que, ¡con qué mimo y cuidado tenemos que tratar a nuestros hermanos, miembros vivos de su Cuerpo!. Porque Jesús, es la Cabeza de este Cuerpo y todo el daño que se le hace a sus hijos, le duele a Él en el alma y pide buen trato y bondad para con cada miembro suyo. Y pensaba que, hemos de pasar por la vida haciendo el bien y no hiriendo a los que son carne de nuestra carne. Jesús, es esa Carne sagrada que también recibimos en la Eucaristía y quiere que la amemos y nos entreguemos a Ella, venerándola, porque es Vida de nuestra vida. ¡Qué misterio tan grande encierra nuestra pobreza, a la luz de Cristo!
Hoy, el reto del amor es, buscar ese hermano mío, herido o enfermo que, nos está pidiendo misericordia y amor.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
