• 1

DIOS, AMÓ TANTO AL MUNDO QUE, ENTREGÓ A SU UNIGÉNITO

14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, 

15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna. 

16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 

17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 

18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. 

19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 

20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. 

21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.» (Jn. 3,14-21)

 

Estamos ante el Misterio más grande de nuestra fe: el Amor de Dios por su criatura, es tan grande,“excesivo”, dice el Apóstol que, “entregó a su Hijo Unigénito, para que, todo el que crea en Él, tenga vida eterna”. Este acto de Dios no es irreversible pues, entre nuestra adhesión a Jesús y la fe en Él, media la libertad humana que, nunca es forzada por Dios para que lo ame.

Dios, puso en el corazón del hombre su impronta, su imagen divina, para que, con esta “semilla”, lo reconociera, se pegara a Él y lo amara, entrando con esta aceptación, a la vida eterna. Pero, ¡ah, entró el pecado en el mundo por obra de un ser extraño a Dios que, está de continuo excitando al hombre a la búsqueda de sí mismo, por encima de la obediencia y sumisión a Dios!. Mas, Dios se compadeció de nuestro estado miserable y por encima de esta horrible tragedia que, nos apartaba para siempre de Dios, movido de todo su Amor por el mundo, nos ofreció una tabla de salvación, la única que, podía restaurar tanto mal: envió a su propio Hijo, al Único, al Amado de su Corazón para que, lo acogiéramos en nuestra vida y pudiéramos experimentar de nuevo, a qué “sabe” Dios, a qué “sabe” el Amor y la entrega de sí mismo, por amor. “A los que lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su Nombre”. Y, a los que lo rechazaron por la ceguera de su corazón y de sus ojos, los apartó para siempre, haciéndose ellos mismos,jueces malos de su propia causa. Y, tendrán que oír la voz de Jesús que, por su boca los condena: “apartaos de mí malvados, id al fuego eterno preparado para el demonio y sus ángeles”.

¡Pero no, Dios quiere movernos a todos a convertirnos a Él, para poder oír su bendita voz: “venid vosotros,benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo” ... Su Palabra, es escudo poderoso que nos hace invencibles ante el acoso del mal, ¡pues éste es real! Jesús, ha luchado a nuestro favor, regalándonos su gracia, con su Vida, Pasión, Muerte y Resurrección. Y, si pensamos alguna vez que esta lucha contra el mal es desigual en nuestras escasas fuerzas, nos ha mostrado en su Hijo Jesús, cómo se batalla con la Palabra de Dios, como escudo protector. Y, por si esto no bastaba, empuñemos el Nombre de Jesús pues, “ante Él, toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los abismos”. Nada queda fuera de su dominio bienhechor y salvador. Pero, hemos de pedir con gran confianza y no dudar en absoluto pues, no es en nuestras fuerzas donde nos apoyamos sino en la omnipotencia divina.! ¡Él, es Dios y lo puede todo!

¡Señor, queremos entender y amar ese “amor al mundo” que, has tenido! ¡Contágianos de esa pasión que, en la Trinidad, te abrasa el Corazón y con sus llamas quisieras hacer arder todo el mundo en amor, en entrega total hasta el olvido de sí mismo!

¡Tú sabes hacerlo, pues eres Omnipotente y, ¿qué más quieres que entremos en tu Corazón que, es como entrar en la Luz, esa que destella de las obras buenas y nos sumerge en la Bienaventuranza del cielo? ¡Hazlo Tú, como sabes y quieres y que seamos dóciles a tu plan de salvación sobre el mundo! ¡Qué así sea! ¡Amén!¡Amén!

Imprimir Correo electrónico

Gracias a Google, Norton y McAfee, te podemos garantizar que nuestra web, su contenido y los servidores desde donde se proporciona el servicio, son 100% seguros y están verificados. Puedes comprobarlo pinchando en las imágenes de abajo .
navegacion segura googlenavegacion segura nortonnavegacion segura mcafee

ImagenCookies

Hola! ¡Bienvenido a la página web del monasterio de san Blas! Nos encanta verte por aquí y esperamos que este sitio sea un lugar donde puedas encontrarte con Jesucristo Resucitado. Tan sólo queremos pedirte un favor: para mejorar la página y facilitar tu navegación por ella necesitamos que aceptes nuestras cookies. ¡Muchas gracias y oramos por ti!