JESÚS RESUCITA A LÁZARO

3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: « Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo. »
4 Al oírlo Jesús, dijo: « Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. »
5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: « Volvamos de nuevo a Judea. »
8 Le dicen los discípulos: « Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí? »
9 Jesús respondió: « ¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él. »
11 Dijo esto y añadió: « Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle. »
12 Le dijeron sus discípulos: « Señor, si duerme, se curará. »
13 Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño.
14 Entonces Jesús les dijo abiertamente: « Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él. »
16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: « Vayamos también nosotros a morir con él. »
17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
18 Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios,
19 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.
21 Dijo Marta a Jesús: « Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá. »
23 Le dice Jesús: « Tu hermano resucitará. »
24 Le respondió Marta: « Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día. »
25 Jesús le respondió: « Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? »
27 Le dice ella: « Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo. »
28 Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: « El Maestro está ahí y te llama. »
29 Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rapidamente, y se fue donde él.
30 Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado.
31 Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
32 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: « Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. »
33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó
34 y dijo: « ¿Dónde lo habéis puesto? » Le responden: « Señor, ven y lo verás. »
35 Jesús se echó a llorar.
36 Los judíos entonces decían: « Mirad cómo le quería. »
37 Pero algunos de ellos dijeron: « Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera? »
38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.
39 Dice Jesús: « Quitad la piedra. » Le responde Marta, la hermana del muerto: « Señor, ya huele; es el cuarto día. »
40 Le dice Jesús: « ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? »
41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: « Padre, te doy gracias por haberme escuchado.
42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado. »
43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: « ¡Lázaro, sal fuera! »
44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: « Desatadlo y dejadle andar. »
45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él. (Jn. 11,3-45)

Es verdad que Jesús había resucitado al hijo de la viuda de Naín y a la hija de Jairo, el jefe de una sinagoga, pero la resurrección de Lázaro fue muy especial, porque ya llevaba cuatro días en el sepulcro y por tanto su cuerpo en descomposición: “ya huele mal”, le dijo la hermana de Lázaro, Marta, a Jesús. Parece como que al acercarse ya la Pasión y Muerte de Jesús quisiera decirnos que Él es el dueño de la vida y de la muerte y que para su poder nada es imposible, hasta dar la vida a un cuerpo que se está ya deshaciendo…

Así, provoca a Marta a creer esta verdad: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en Mí, aunque haya muerto vivirá y el que está vivo y cree en Mí, no morirá para siempre”... “¿Crees esto?”… Y Marta afirma creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, pero duda a la hora de creer que con su poder va a resucitar a su hermano: “¡Quitad la losa!”… “¡Señor, ya hiede!”… Y de nuevo Jesús: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”…

Mientras se dirigen al sepulcro Marta avisa a su hermana: “¡el Señor está aquí y te llama!”. Entonces María se levantó precipitadamente hacia Jesús, con el mismo reproche cariñoso de Marta: “¡si hubieras estado aquí...!” Y su estado era de gran conmoción y lágrimas, como si al ver al Maestro su espíritu que hasta ahora estaba represado, estalla en llanto muy sentido… Jesús al verla llorar, y a todos con ella, también se sintió turbado en su espíritu y comenzó a sollozar con todos los presentes… Primero, por el amor que profesaba a los tres hermanos; y es probable que también se le presentarán ante la vista sus muy cercanos sufrimientos y muerte en cruz…

Y Jesús cortó estos desahogos con una orden: “¡Quitad la losa!”. Todos, y especialmente Marta, se resistían por el olor que ya despedía el cadáver… Y con gran autoridad Jesús ordena: “¡Lázaro, sal afuera!”… ¡¡Todos están estupefactos y sin reaccionar!! Menos Jesús que ordena, al ver salir el cadáver todo fajado: “¡Quitad las vendas y dejarlo andar!”…

Ante este milagro tan espectacular, “muchos judíos que habían venido a casa de María… Creyeron en Él”… Pero otros fueron a los sacerdotes a contarles el milagro. Ellos, ante este signo, ese día decidieron darle muerte…

¿Y nosotros, cómo nos situamos ante la muerte?... ¿Nos resistimos a creer que, una vez muertos, resucitaremos con Cristo?… ¿O nos refugiamos en las lágrimas, creyendo que la ausencia de este mundo es una pérdida?...

¡Muchas veces nuestra fe no es fuerte, porque tendríamos que alegrarnos de dejar este destierro para ir al Padre!… ¿No amamos a Jesús sobre todas las cosas y deseamos gozar ya de Él eternamente? …”!Lloramos como los hombres sin esperanza!”…

¡¡Pero no, si nuestra fe es poca, pidamos al Señor: “¡auméntanos la fe!” y amaremos la Vida, que eres Tú, más que nuestros sentimientos y amores mezquinos!!...

¡¡Danos más fe, Jesús, en tu Resurrección y en la nuestra!!…

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