JESÚS, HABÍA CURADO A MUCHOS

7 Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea,
8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.
9 Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.
10 Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle.
11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: « Tú eres el Hijo de Dios. »
12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran. (Mc. 3, 7-12)

Jesús, se retiró a orillas del lago de Genesaret, posiblemente a Cafarnaúm, donde había establecido su morada. Esta era una ciudad populosa de comercio y con un puesto aduanero, por ello, concurrían allí gentes de toda Galilea y también de Judea y Tiro y Sidón y demás ciudades de Palestina. “Una gran muchedumbre lo seguía al enterarse de las cosas que hacía con los enfermos y poseídos”… Dice San Marcos, que “todos apretujaban a Jesús y éste pidió a sus discípulos le tuvieran una barca preparada, porque temía que la gente lo aplastara” en el fervor de su entusiasmo… ¡Jesús es muy humano!: “Tiene miedo” y quiere huir ante el peligro de morir estrujado por el gentío. “Todos quieren tocarlo, pues de su cuerpo sale una fuerza que los cura a todos. Sí, Jesús es Salvador, en Él se realiza lo que significa su Nombre: Todo lo que necesita ser restaurado se pone en perfecto orden; lo que está manchado por el pecado, al tacto con Jesús, queda limpio; y lo que el demonio ha invadido por las fuerzas oscuras del mal, son expulsadas por el empuje de las fuerzas benéficas del Espíritu de Dios… Todos sienten que algo nuevo ha irrumpido sobre el mundo del hombre, que él no puede, por sí mismo, entrar en el bien y abandonar su modo humano que está manchado y entrar en su pureza natural…

Jesús, nota que “le arrancan la gracia y la santidad que trae en su cuerpo y en su alma” y, como hombre, tiene miedo de esta invasión… Aunque al fin se deja hacer por el Padre, que no quiere otra cosa que su Hijo de la vida por los hermanos e hijos suyos: “entregarse todo para todos” hasta quedar “estrujado” por todos los que lo necesitan. ¡Qué gran privilegio el del pueblo judío que pudo tener entre ellos y tocar al “Verbo de la Vida”!... Pero “ellos no lo reconocieron”, pensaron que era un impostor de la Divinidad de Dios, y no pararon hasta acabar con Él… Y Jesús, también hoy, “se deja hacer” por los hombres que ama: primero le piden y arrancan la salud, y después, le persiguen como un malhechor… Pero la Sabiduría le ha dado la razón y “a los que creyeron en Él, les dio, nos dio, el llegar a ser hijos de Dios”…

¡Seamos constantes en la fe, no creamos hoy y mañana dudemos de la posibilidad de “ser como dioses”!… ¡A las voces que nos ofrecen dudar, opongamos una confianza que es como una Roca, porque “es Dios mismo el que hizo la promesa” y en Él no hay engaño, sino Palabras de Vida eterna¡

¡Pongamos nuestra carne enferma ante Él y esperemos con confianza perseverante porque “la Salvación está cerca”, está en nuestra misma oración, porque es el Espíritu Santo el que la suscita y pronuncia en nosotros!…

¡Que Jesús nos restablezca en la santidad, devolviéndonos una carne limpia de las secuelas del pecado y un espíritu puro, que viva ya aquí en la tierra, de Él y para Él!... ¡En fin, que seamos de sus íntimos, en quienes Él se goza y se complace!... ¡Se lo pedimos con el corazón en la mano y la plegaria continua en los labios!... ¡Que así sea!…

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