MARÍA, SE LEVANTÓ DE PRISA, PARA SERVIR

39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;
40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
42 y exclamando con gran voz, dijo: « Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor! »
46 Y dijo María: « Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador” (Lc. 1, 39-47)

Tres verbos ponen de manifiesto el espíritu que animaba a María: “levantarse”, “ponerse en camino” y “caminar con prisa”. El tener a Dios en su seno no la hizo ensimismarse, sino salir de sí para acercarse a servir, donde sentía que se la necesitaba. Por esto, se levantó de la rutina de su vida, de lo conocido, pero que le daba seguridad, y fue aprisa hacia lo desconocido, pero que, según el ángel Gabriel, estaba lleno de Dios: en el vientre de una anciana, que era estéril, se estaba gestando un niño, que ya antes de nacer, ante la presencia de María, saltó de alegría…

Ambos niños tenían su lenguaje y ambas madres también el suyo… Y como el Espíritu Santo andaba en todo este Misterio, llenando de su fuerza a madres e hijos, rompieron en alabanzas a Dios, que hacía estas maravillas en una anciana estéril y en una jovencita virgen. Ellas todo lo comprendieron: ¡El Mesías ya estaba en nuestra tierra, era el “Dios-con-nosotros”, como habían dicho antes los profetas y estaba en el vientre de María!; Y ahora, había de nacer de Isabel el Precursor de este Emmanuel: Juan Bautista. Ambos, “traían la salud en las alas”…

Se saludan y en Isabel “el niño salta de alegría”. Entonces, las dos mujeres invadidas del Espíritu Santo (que María ya estaba llena de Él antes de nacer), cantan y alaban a Dios: ¡Lo comprenden todo, se hace luz en el Misterio de sus concepciones y en este comprender, comparten sus certezas, sin necesidad de explicaciones!… Y como entienden en profundidad, Isabel se estremece al ver a María, ¡que es “la Madre de Dios” y ha venido en su ayuda y a compartirle todas estas cosas: “¿De dónde a mí?”…

Y es que el sello de la presencia de Dios en la vida del hombre es siempre la humildad, el sentirse nada y verse honrado sin merecerlo… E Isabel da en la clave, al darse cuenta de que toda esta Bendición de Dios en María, le ha venido por su fe ciega en la acción inaudita del Señor en Ella. Para María, todo lo que viene de parte de Dios es adorable y, por su humildad, asiente sin dudar ¡hasta la acción imposible de Dios!: María, es fecundada por el Espíritu Santo y sin ninguna intervención humana… ¡Por esto es Feliz, Bienaventurada, Agraciada!… ¡Su asentimiento a Dios es “oro molido” en el devenir de la historia!…

Y nosotros ¿qué podemos hacer ante estas cosas admirables que nos superan?:… Sí, con gran humildad y pobreza, podemos entregarnos locamente a la voluntad de Dios sobre nuestras vidas… ¿No vemos que todo lo que Él desea es siempre salvación para el que cree en el poder del Señor?... ¡Nuestras situaciones e historias eran queridas por Dios desde toda la eternidad!… ¿Por qué dudamos, por qué vacila nuestra fe? !Que Dios no permita, en nosotros, tantas vacilaciones y resistencias al Amor del Señor, porque Él siempre es fiel y “lo que ha dicho el Señor se cumple siempre”… ¡Así lo deseamos!...

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