Veleidad del juicio humano

31 « ¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?
32 Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado."
33 « Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: "Demonio tiene."
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores."
35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.» (Lc. 7, 31-35)

Está generación de Jesús, al igual que la nuestra y la de todos los tiempos, es veleidosa, caprichosa, que va y viene en sus juicios y deseos. Y esto, porque “lo que nace de la carne, es carne, pero lo que nace del Espíritu, es Espíritu”. Y el hombre es carnal, mientras el Espíritu Santo no lo rodee con su gracia y le dé unos ojos y unos sentimientos nuevos: ¡el mismo Corazón de Jesús!… Este, es un salto cualitativo: de lo material, a lo espiritual; de lo temporal y caducó, a lo eterno… ¡Y este abismo, no podemos, por nosotros mismos, salvarle, si no es con la fuerza de la gracia, que ya es semilla de vida eterna!…

Así, de ver que la Palabra de Dios es bella, “pero que no se cumple” porque el pecado y la miseria nos sigue rodeando, a pesar de nuestros deseos de Bondad y Bien… ¡Se nos cambia la visión y percibimos que todo está rodeado de Resurrección y Vida, que Jesús nos ha traído con su Pasión Muerte y Resurrección!…

Jesús denuncia aquí a los suyos, que son como los niños que juegan en la plaza y se gritan unos a otros unas coplas que debían de cantarse en su tiempo: “hemos tocado y no habéis bailado; hemos entonado cantos tristes y no habéis llorado”… Y podrían haber añadido estos niños: “¡Así, no se puede jugar con vosotros!”… ¡Y mostrar un gran descontento!…

Jesús ha escogido muy bien esta imagen: “Viene Juan Bautista, todo austeridad en comer y beber vino, y decís”: tiene un demonio”; “Y llega el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: mirad, es un comilón y borracho y amigo de publicanos y pecadores”…

¡Estas quejas y protestas para con los elegidos de Dios, debieron de poner muy triste a Jesús que tanto amaba a su pueblo y, como Dios que era, sabía lo que más le convenía para salvarle!… Pero muchos de su pueblo “son necios insensatos”… ¡Mas no todos!...:“Los hijos de la sabiduría” se adhieren a los juicios de Dios que son buenos y llenos de palabras y acciones con mucha sabiduría… Estos son los hijos de Dios que “guardan sus Palabras y las meditan y oran en su corazón”. No tanto para escudriñarlas y hacer juicios sobre ellas, sino que sabiendo de dónde proceden: de Dios nuestro Padre, las abrazan y acogen con ternura y amor, con los mismos acentos cálidos, con los que el Señor se las ha entregado, porque son Palabras de vida eterna…

La luz de la fe nos acompaña todos los días de nuestra existencia: “Yo estoy con vosotros todos los días de vuestra vida”… ¡No hay un solo momento en el que Jesús no nos rodee con su Amor e interceda ante el Padre por todos y cada uno: “en tu Luz, vemos la Luz”!…

¡Señor, no permitas que seamos “necios e insensatos”, sino que seamos “discípulos de la sabiduría”, desde que hemos nacido hasta el último día de nuestra existencia!...

¡Amén, Amén, que así sea!…

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