Amar a Dios sobre todo

37 « El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
40 « Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.
41 « Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.
42 « Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa. » (Mt. 10, 37-42)

El amor a Dios no lo dan la carne y la sangre. Esta, lo que da, es “el amor al padre y a la madre”, “al hijo y a la hija”, como lo que más se ama. Este amor lo ha puesto Dios en nuestra naturaleza y es bueno. Pero hay un amor que hay que preferir a éste por ser mejor: y éste es “el amor a Dios” .Cuando estos dos amores entran en conflicto ante un mandato expreso de Dios, el hombre tiene que elegir “el amor a Dios sobre todo”, so pena de “no ser digno de Dios”. ¡Y si no se es digno de Jesús, sólo queda la pavorosa soledad de una criatura que sólo hace referencia a sí misma, como si fuera Dios!… Jesús, por tanto, nos avisa de estos peligros…

En el recorrido de la Biblia se ven ejemplos de siervos de Dios que prefirieron su voluntad o gustos a lo que Dios mandaba. Y el resultado siempre fue: el pecado, que es lo que aparta del Señor:

- Tenemos un Saúl, que prefirió el amor a su voluntad al mandato de Yahvé, de ofrecerle todo el botín de los amalecitas. Y fue rechazado por Dios…

- Y David, amó más su deseo y gusto y adúltero y mató para conseguir su fin… Dios le castigó con la muerte del hijo de su pecado; y porque se arrepintió Dios lo perdonó; pero en su vida entraron las consecuencias de su mal obrar…

- Y así otros, de quiénes sabemos, hemos aprendido y hemos de aprender para no cometer los mismos errores…

Y no sólo pone Jesús a los deudos, sino también a ¡la repugnancia de no tomar la cruz, que a cada uno nos toque y seguir a Jesús hasta perder la vida como Él!, porque amaba más la voluntad del Padre que su vida corporal y su voluntad humana… Por este acto de amor y obediencia al Padre sobre otro amor, “Dios lo exaltó y le dio un Nombre, Sobre todo Nombre, en los cielos y en la tierra”…

¡Pero “el amar a Dios sobre todo” nos parece, a nuestra débil naturaleza herida por el pecado, algo imposible de realizar nosotros solos!… Por esto Dios viene en nuestra ayuda al vernos impotentes y nos infunde “su gracia”, que es una Fuerza Poderosa, para la salvación de los creyentes: “con lazos de amor, con ataduras humanas” Dios logra atraernos a Sí, de forma que sentimos que otros amores, distintos del de Dios, no nos interesan, quedan muy por debajo del ansia del corazón de amar y ser amado…

¡Cuando el amor de Dios me invade, mi ser se siente colmado y feliz y no puede sino dejarse amar y acariciar y besar por algo más dulce que el amor de una madre con su bebé!…

¡Oh Señor, despierta en nuestros corazones este Amor tan atractivo y cálido!....

¡Si Tú no me lo das, jamás, por mucho deseo que tenga, podré acceder a Él y buscarlo! …

¡Y es que este Amor no es una idea o algo imaginario, sino una Persona Divina que tiene más deseo de entrar en comunión con nosotros, que todos nuestros pequeños deseos!… ¡Entra en mí, Señor y dámelo, por tu Amor…!

Imprimir

ImagenCookies

Hola! ¡Bienvenido a la página web del monasterio de san Blas! Nos encanta verte por aquí y esperamos que este sitio sea un lugar donde puedas encontrarte con Jesucristo Resucitado. Tan sólo queremos pedirte un favor: para mejorar la página y facilitar tu navegación por ella necesitamos que aceptes nuestras cookies. ¡Muchas gracias y oramos por ti!