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YO ESTOY EN EL PADRE Y EL PADRE EN MI

1 « No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
3 Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
4 Y adonde yo voy sabéis el camino. »
5 Le dice Tomás: « Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? »
6 Le dice Jesús: « Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. »
8 Le dice Felipe: « Señor, muéstranos al Padre y nos basta. »
9 Le dice Jesús: « ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?
10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.
12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. (Jn. 14, 1-12)

Los discípulos, en la cena de Pascua, junto a Jesús, están conturbados. Su espíritu está triste porque intuyen, en la oscuridad de la noche, que serán separados de su Maestro de forma violenta, así como lo hace el odio cuando se ceba en el hombre. Y aunque perciben la fuerza sobrehumana de Jesús, no dejan de ver que Él les muestra una gran debilidad: no lucha contra el mal que se avecina. Se deja en sus manos y también dice que hay Uno que vela por Él y no le ha de suceder nada que Dios no quiera y que está escrito en la Ley y los Profetas desde antiguo: “Que su Mesías tenía que padecer”…

¡No hay situación más desesperante para los discípulos que ver la impotencia del que es “Todopoderoso”!… ¡Es el dolor en el silencio y la parálisis en toda acción!…

Viendo Jesús todo esto y más, porque siendo Dios nada se le escapa, les dice: “No se turbe vuestro corazón, como creéis en Dios, creed también en Mí”… :“Si el Dios-Yahvé ha sido capaz de sostener vuestra fe hasta ahora, de ahora en adelante esa fe ponedla en Mí que soy el Hijo de Dios y os trae la bendición del Padre”… “Tenéis que sobreponeros a este tiempo caduco y poner la fe en Mí Palabra que está fuera del tiempo, porque es eterna”... “Además, no es la fe en “la nada”, sino que mi Palabra; os asegura que el Padre os ha preparado una morada dónde estaréis conmigo ya para siempre”…

Estas promesas son enigmáticas y sólo se apoyan en que Jesús habla en verdad, porque Él es la Verdad del Padre… Y todos, por Jesús, vamos al Padre como único Camino… Así lo ha querido el Padre y estos altos dones nos llenan de acción de gracias y de alabanzas a Dios, que es tan bueno con su criatura y la ha amado “excesivamente”…

También dice Jesús, que las obras que Él hace las hace el Padre en Él y son todas obras de Dios, para llevarnos a la salvación... ¡Y en Jesús y con Jesús haremos nosotros las obras de Dios!…

Jesús va el Padre, pero deja en el mundo a su Santa Iglesia como depositaria perpetua de la gracia de Dios, de su Amor… Y la fe de su Esposa “hará obras mayores” con el poder de Jesús y en su Nombre: Curará enfermos, expulsará demonios y resucitará muertos, porque Dios quiere que todos vivan por su gracia y de su Amor...

¡Los santos hacían estos milagros y muchos creían al ver “las obras de Dios” en sus manos, en sus personas!…

¡Señor Jesús, santifícanos por el Espíritu, para que nuestra fe sea de gigante y no mires nuestras “pobres obras”, sino las maravillas que tu gracia hace en nosotros!…

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ESCUCHAR A LA PALABRA ES DAR EL CIENTO POR UNO

ESCUCHAR A LA PALABRA ES DAR EL CIENTO POR UNO

1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.  

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