DOMINGO XXX (T. Ordinario)

CICLO A

- AMOR A DIOS Y AL PROJIMO -

Ex. 22, 21-26

20 No maltratarás al forastero, ni le oprimirás, pues forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto.

21 No vejarás a viuda ni a huérfano.

22 Si le vejas y clama a mí, no dejaré de oír su clamor,

23 se encenderá mi ira y os mataré a espada; vuestras mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos.

24 Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él un usurero; no le exigiréis interés.

25 Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás al ponerse el sol,

26 porque con él se abriga; es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué va a dormir, si no? Clamará a mí, y yo le oiré, porque soy compasivo.

                  -   Pertenece este pasaje alCódigo de la Alianza. Esta colección de leyes y costumbres no se promulgó en el Sinaí, pues sus preceptos suponen una colectividad sedentaria y agrícola. Data de los primeros tiempos del establecimiento en Canaán, antes de la monarquía. Al aplicar el espíritu de los mandamientos del Decálogo se le ha considerado como la Carta de la Alianza del Sinaí y por ello se le ha incluido aquí, a continuación del Decálogo.

                  -   Contiene tres capítulos:  a) Derecho civil y penal...

                                                            b) Reglas para el culto...

                                                            c) Moral social (22, 21-27) (23, 1-9)

                  -   Estas prescripciones se dividen en dos categorías:         - casuística o condiciones

                                                                                                - apodíctica o imperativa

(v. 22-23)  -   Es el amor hacia los desvalidos, hacia los que no tienen seguridad en la sociedad humana: la viuda, el huérfano, el pobre, hacia donde se dirige el mandato de Jahvé (Dt. 24, 17s.; 27, 19) (Sal. 146, 9) (Is. 1, 17).

                  -   Aquello que se hiciere a uno de estos en su daño, tendrá como castigo la venganza de la ira de Jahvé que castigará doblemente: matará, dejará huérfanos y viudas.

(v. 24-26)  -   El que presta al pobre, no ha de hacerlo con usura, porque si así lo hace y clama a Jahvé, El es compasivo y le escuchará al pobre castigando a su vez al usurero (Lv. 25, 35-37) (Dt. 23, 20-21) (Dt. 24, 10-13.17).

                  -   Es el amor lo que exige Jahvé de su pueblo, pues El fue compasivo con él cuando sufría dura esclavitud en Egipto y lo libró. El israelita debe hacer como Dios.

I Tes. 1, 5b-10

5b Sabéis cómo nos portamos entre vosotros en atención a vosotros.

6 Por vuestra parte, os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, abrazando la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones.

7 De esta manera os habéis convertido en modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.

8 Partiendo de vosotros, en efecto, ha resonado la Palabra del Señor y vuestra fe en Dios se ha difundido no sólo en Macedonia y en Acaya, sino por todas partes, de manera que nada nos queda por decir.

9 Ellos mismos cuentan de nosotros cuál fue nuestra entrada a vosotros, y cómo os convertisteis a Dios, tras haber abandonado los ídolos, para servir a Dios vivo y verdadero,

10 y esperar así a su Hijo Jesús que ha de venir de los cielos, a quien resucitó de entre los muertos y que nos salva de la Cólera venidera.

 

                  -   Seguimos con la I carta a los Tesalonicenses y con la fidelidad que éstos han tenido al Evangelio de Dios.

(v. 5b)       -   Todo fue en servicio de los tesalonicenses, en beneficio de ellos. No hay obrar espiritual sin entrega. El esfuerzo del amor hizo posible la obra de la fe. Esto no dejó descansar a Pablo de día ni de noche (2, 9-12).

(v. 6)         - ¿Cómo podremos imitar al apóstol?. Hacerse cristiano es aceptar la forma de vida apostólica que incluye dos cosas: acoger la fe e imitar la vida. Junto con el ministerio de la predicación, el Señor había dado a los apóstoles santidad ejemplar. Así Pablo proclama y garantiza la fe con su ministerio y da testimonio de la misma con la vida. Ambos aspectos constituyen una unidad. Nos adherimos a los que tienen un cargo: obispo y nos fijamos en los santos para imitarlos, así se encarna el Espíritu de Cristo en la iglesia.

                  -   Allí donde la palabra de Dios es predicada en toda su novedad y autenticidad, excita alegría espiritual y gozo interior. En éstas se reconoce la acción del Espíritu Santo que nos impulsa a dar un sí gozoso a las verdades de la fe, a asentir con alegría: una fe que no produzca gozo no es sana, ni una predicación que no despierte alegría, es auténtica.

                  -   Y esta alegría permanece incluso en medio de la tribulación y de las persecuciones (2, 14) (II Cor. 8, 2) y es que esta alegría se alimenta de fuerzas más profundas que las naturales. Toda la alegría pascual es fruto de la muerte de Jesús en la cruz.

(v. 7)         -   Era Tesalónica, por su ejemplo de fidelidad al Evangelio (nos referimos a la comunidad cristiana formada allí) como la ciudad puesta en lo alto (Mt. 5, 14). Todas las comunidades de Grecia la tomaban como ejemplo: como una canción alegre que resuena entre las montañas. Cuando la palabra de Dios se ha recibido con alegría espiritual y ha empapado el corazón, es espontáneamente un canto proselitista. Es la raíz del éxito misionero, pues la fe viva es activa.

(v. 8-9)      -   La actuación de Dios es el único tema digno de ser tratado y los cristianos están siempre atentos a ésta y se lo cuentan unos a otros (Mt. 12, 36) con corazón alegre.

                  -   En las sinagogas se reunían muchos gentiles, simpatizantes con la fe judía, así la predicación de Pablo es similar a la de los predicadores judíos: un único Dios viviente y verdadero, el juicio futuro de Dios y el Mesías esperado. Esto les exige una transformación de la vida donde se sirve a Dios y se le espera con confianza. El hombre pasa a ser siervo porque sirve a Dios, servicio amoroso de toda la vida.

(v. 10)       -   Pero también espera un juicio: confianza esperanzada que escapa al castigo futuro. Esta se apoya en Jesús (Act. 17, 31) (II Tes. 1, 7s.). Castigo para los que obran el mal ydescanso” (II Tes. 1, 7) para los suyos: será Salvador (Mt. 1, 21) (4, 17) (5, 9). Pablo no sólo les ha enseñado a estos neófitos a esperar todo de Cristo, sino también a aguardar su retorno ansiosamente, como se espera al amigo. Vendrá como un ladrón (1, 2) por eso pide vigilancia: aguardarle es el afán de nuestra vida.

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