VÍA CRUCIS - CAMINO DE MISERICORDIA

1ª - ENSEÑAR AL QUE NO SABE.


Al condenar a muerte a Jesús se manifiesta la mayor ignorancia de la historia, están condenando al Dios que, en su infinita misericordia, viene a salvarnos.
Y, sin embargo, Él está enseñando al que no sabe, que emprende la recta final de nuestra salvación.
Te pedimos, Señor, que podamos dejar nuestras certezas y nos abramos a ´Ti que nos enseñas el Amor más puro.

 

2ª – SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DEL PRÓJIMO.
Le cargan a Jesús la cruz y Él la coge sabiendo que lleva sobre sí lo que nosotros no podemos, todos esos defectos innatos o adquiridos que nos hacen poco agradables a los demás y que nos cuesta asumir de otros.
Señor, Tú cargas nuestros defectos para liberarnos y enseñarnos que lo que no nos agrada de los demás nos puede conducir a acompañarte en el camino del Calvario.
Danos la paciencia que tu tienes con nosotros.

 

3ª - CORREGIR AL QUE YERRA.
¡Cuántas veces nos caemos, nos equivocamos en tantas apreciaciones, en tantas acciones, en tantos criterios que, a menudo, nos han faltado en la educación recibida, o nos ha contagiado el ambiente, o nos ha metido el pecado…!
Y Tú, Señor, te pones a nuestro lado y caes con nosotros para corregir nuestros pasos.
Enséñanos a ponernos así al lado del que se equivoca, para que pueda corregir sus errores.

 

4ª – DAR POSADA AL PEREGRINO.
Ahí estaba tu Madre, no podía quedarse al margen de tu entrega en este tramo final del camino. Como ahí estuvo Ella acogiendo al Dios que emprendía el camino de la Encarnación y necesitaba el cobijo de un seno materno.
¡Cuántos peregrinos pasaron a tu lado y encontraron posada, ese reposo para poder tomar fuerzas y seguir el camino de su vida con la presencia viva de tu Amor acogedor!
Concédenos, Señor, que seamos seno y amparo para tantos hermanos nuestros que pasan a nuestro lado.

 

5ª – REDIMIR AL CAUTIVO.
No sabemos bien si el Cirineo era esclavo o libre; lo cierto es que volvía cansado de sus obligaciones y no entraba en sus planes ayudarte.
A menudo nos parece ser libres cuando estamos sometidos a tantos quehaceres y apegos sin prestarnos a ayudarte para que otros sean liberados de sus cautiverios
Y Tú, Jesús, nos miras con ternura para pedirnos que te ayudemos a liberar a tantos esclavizados cautivos.

 

6ª – VISITAR Y CUIDAR A LOS ENFERMOS.
La Verónica, esta mujer se compadeció de ti, Señor, corrió sin pensarlo a curar tus heridas, a enjugar tu rostro maltratado, a poner un alivio (en apariencia inútil) a tu corazón que agradeció la mano amiga que lo acariciaba.
¡Cuántos enfermos y heridos nos encontramos y cuánto alivio puede suponer una sonrisa, un poco de tiempo, una oración.

 

7ª - DAR DE COMER AL HAMBRIENTO.
Vuelves a caer bajo el peso de la cruz y estás redimiendo a tantos hombres que realmente caen sin poder levantarse porque les falta el alimento necesario… cuándo otros banquetean.
Tu Padre nos dio recursos sobreabundantes para comer todos y sin embargo ahí está esa debilidad que ahora tomas sobre tu Cuerpo caído.
Pon, Señor, en nuestros corazones la sensibilidad del compartir, de acompañarte en esta caída con lo que esté de nuestra parte: esa privación, ese derroche… Tú nos lo muestras a cada uno.

 

8ª - CONSOLAR AL TRISTE.
¡Cómo lloraban y se lamentaban aquellas mujeres! El cuadro no era para menos, y Tú, Señor, agradeces su lamento pero iluminas y consuelas su tristeza moviéndolas a fortalecerse en la lucha personal, en estimularse a seguir tu Evangelio; porque todo el que te sigue ha de pasar por donde tu pasaste:” si al el leño verde hacen esto…”
Danos, Señor, la gracia de poder consolar a los que sufren y su sufrimiento los entristece, abriéndoles el corazón a agarrarse a Ti, que todo lo vives con nosotros.

 

9ª – DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA.
Otra vez caído, Señor. Me dan ganas de decirte que te rindas, que no sigas, que te quedes tumbado. Y, sin embargo, te veo volver a levantar cada vez con más dificultad.
Cuántas veces yo misma me he querido quedar tirada y alguien me ha aconsejado bien. Y cuántas personas vemos que ya no pueden o están desanimadas y con el consejo de acercarse a Ti, pueden retomar su camino.
Señor, danos tu sabiduría para dar a cada uno el mejor consejo.

 

10ª – VESTIR AL DESNUDO.
Te han dejado desnudo, sólo te quedaba una túnica pegada al cuerpo por las heridas y aún se la rifan. ¡Cuánta desnudez estabas redimiendo! Sí, la de la indigencia material y la del oprobio de la inmoralidad que a tantos hombres, mujeres y niños mantiene a la intemperie de las ideologías alienantes.
Muéstranos, Señor, la manera de vestirlos, de compartir el vestido que Tú nos regalas cada día con tu Amor y que ellos no pueden percibir.

 

11ª – DAR DE BEBER AL SEDIENTO.
“Tengo sed” es la palabra que, entre otras nos dejas desde la cruz; se han hecho muchas interpretaciones, pero hoy queremos oírlo cada uno en nuestra propia situación, en nuestra posibilidad de saciar tu garganta y tu Corazón. Es el Año de la Misericordia y nos ofreces Torrentes de Agua Viva que hemos de beber hasta rebosar a los demás.
Sácanos de nuestras aguas estancadas y atráenos a tu Corazón.

 

12ª – PERDONAR LAS INJURIAS.
Cuando alguien muere recordamos sus palabras como un testamento y conocemos muchos casos en que es el momento de la reconciliación, de los perdones y nos muestras que el perdón libera para entrar en el Reino, al que perdona y al perdonado.
No hay amor más grande que dar la vida y darla por los que te han entregado, eso es heroico, eso es Regalo y eso nos enseñas aquí, Señor, cuando estás muriendo.

 

13ª – ROGAR POR VIVOS Y DIFUNTOS.
En los brazos de tu Madre te pusieron y una madre recoge lo que la den de su hijo; Ella sabía todo esto y sufría enormemente, pero también atisbaba la esperanza de que todo no acaba aquí.
La oración eleva nuestros deseos de felicidad para los nuestros, ante la impotencia del destrozo y de la muerte sólo tenemos la oración, la intercesión, como María hace por todos los hombres en su papel de Corredentora.

 

14ª - ENTERRAR A LOS MUERTOS.
Desde siempre enterrar a los muertos es algo arraigado en los pueblos y culturas porque expresa el homenaje a los nuestros hasta donde podemos acompañarlos, luego en la Esperanza ellos vuelan y nos anteceden.
Allí dejaron tu Cuerpo, allí tu Humanidad acababa su carrera mortal; allí se estaba gestando, como en un seno, la vida eterna de cuerpo y alma, según nuestra fe.

 

15ª - LAS BIENAVENTURANZAS.
“Al final de la vida nos examinarán en el amor”.
Si Jesús se ha encarnado y vivido su Humanidad es para abrirnos, unidos a Él, el camino de retorno al Padre. Le contemplamos glorioso después de vivir su Evangelio por, con y para nosotros; no es camino fácil, pero es seguro, de él forman parte lágrimas, ultrajes, injusticias, luchas y ansias…que vividas junto a Cristo culminan en Bienaventuranzas.
Demos gracias al Padre por el gran Amor con que nos ama y alabemos a Jesucristo por este camino que nos regala.

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