DOMINGO XXVIII (T. Ordinario)

CICLO A

- LA SALVACIÓN ES UN BANQUETE -

Is. 25, 6-10a

6 Hará Yahveh Sebaot a todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares de tuétanos, vinos depurados;

7 consumirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y la cobertura que cubre a todos los gentes;

8 consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque Yahveh ha hablado.

9 Se dirá aquel día: « Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos salve; éste es Yahveh en quien esperábamos; nos regocijamos y nos alegramos por su salvación. »

10 Porque la mano de Yahveh reposará en este monte.

                  -   La liturgia nos presenta este domingo la salvación bajo la imagen de un banquete preparado por Dios para todos los hombres. Festín suntuoso que revela la magnificencia del que lo da y es símbolo de la salvación ofrecida por Dios, pero oculta durante siglos y hecha patente con la venida del Mesías (Jn. 6, 51.54).

(v. 6-7)      -   Vuelve aquí Isaías sobre los conceptos universalistas ya difundidos entre los profetas anteriores (Is. 2, 2-3; 56, 68); 60, 11-14; Za. 8, 20; 14, 16; etc.) y ampliadas aquí por el autor.

                  -   A partir de este texto, la idea de un banquete mesiánicos se hizo corriente en el judaísmo y se encuentra en el N. T. (Mt. 22, 2-10; Lc. 14, 16-24).

                  -   Desvelará a todas las naciones para que reconozcan a Jahvé como Dios y le adoren. Es la antítesis de:endureceré su corazón para que mirando no vean y oyendo no oigan”, que conminó Jahvé contra los pueblos paganos (Ex. 7, 3).

(v. 8)         -   La muerte como aniquilación total y el dolor como compañero de la vida, serán destruidos para siempre. Esto nos hace pensar en un futuro más allá de la vida terrena. Es lo que anunciaba ya (Os. 13, 14) y más claramente (Ap. 21, 4; 7, 17; I Cor. 15, 26) y será posible porquela boca de Jahvé ha hablado (35, 10).

(v. 9-10a)  -   La confianza que los pueblos pongan en Jahvé será el signo seguro de su salvación, de su alegría y regocijo y podrán cantar dichosos porque notarán cómo la mano de Jahvé se posa en suMonte Santo y sobre todos los que esperan en El.

                  -   No sólo es un banquete enjundioso, sino alegría y fiesta desbordante.

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